Itziar González sentada en un banco de La Rambla / ÁLVARO VENTURA

Itziar González sentada en un banco de La Rambla / ÁLVARO VENTURA

Ciutat vella

Itziar González redibuja la Rambla

El paseo más conocido de BCN experimentará una reforma integral de la mano de Km-Zero

17 febrero, 2018 20:01

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Los bajos del Palau de la Virreina albergan estos meses el cuartel general del equipo de Km-Zero, los profesionales a quienes el Ayuntamiento ha encargado la reforma integral de la Rambla, el paseo más popular de Barcelona. La arquitecta y exregidora de Ciutat Vella, Itziar González, es la cara más visible del colectivo que ganó el concurso público para remodelar la Rambla que no se empezará a ejecutar sobre el terreno hasta después de las próximas elecciones municipales, previstas para el 9 de junio del 2019.

La Rambla --oficialmente en singular, aunque Km-Zero se refiere al paseo en plural como "las Ramblas"-- tiene actualmente un importante problema de masificación turística. Los barceloneses hace años que se han olvidado de la zona, con el paréntesis vivido los últimos meses a raíz del atentado.

Precisamente, uno de los principales objetivos de la transformación es "recuperar las Ramblas para los vecinos", dice González. El proyecto también plantea que más personas vuelvan a vivir en el paseo, reordenar y reducir los usos del espacio público, pacificar todavía más el tráfico, ganar zonas verdes y reabrir al barrio y a la ciudad los equipamientos patrimoniales y culturales, como el teatro Principal, ahora cerrado.

González, en el paseo central de La Rambla, cerca del Palau de la Virreina / ÁLVARO VENTURA

González, en el paseo central de La Rambla, cerca del Palau de la Virreina / ÁLVARO VENTURA


En los bajos del Palau de la Virreina, la actividad es frenética. La jornada empieza cuando despunta el sol y no acaba hasta bien entrada la noche. El equipo de Km-Zero lo forman unas 40 personas. Hay profesionales de disciplinas muy distintas. Hay arquitectos, sociólogos, economistas, expertos en movilidad, vivienda y medio ambiente, técnicos de planeamiento urbanístico... La lista es larga.

"En las Ramblas no se puede hacer sólo una nueva urbanización, sinó que la propuesta tiene que ir acompañada de estrategias de actuación complementarias", explica Itziar González. Y en eso trabaja Km-Zero. Junto al anteproyecto arquitectónico, el equipo redacta tres planes estratégicos, uno sobre la gran afluencia de gente que padece el paseo, otro sobre gestión cultural y equipamientos y, finalmente, otro de dinamización comunitaria y usos temporales.

Los documentos estarán listos en junio, pero el 22 de marzo tienen que estar definidos los "criterios objetivos", esto es un documento base de la situación actual de las Ramblas, "sus problemáticas, necesidades y oportunidades". Cuando esté listo el anteproyecto, tocará elaborar el proyecto ejecutivo, "que tendría que estar terminado en noviembre". Después se tendrá que redactar el pliego de condiciones y abrir el concurso a las empresas que quieran hacer la remodelación. Las obras no empezarán hasta después de las elecciones municipales. 

PROCESO COOPERATIVO

La transformación de las Ramblas no atañe únicamente a Km-Zero, sinó que es un proceso cooperativo, un trabajo entre ciudadanía, entidades, ayuntamiento y técnicos. El consistorio y Km-Zero han abierto una web con toda la información. "Todas las decisiones se toman por consenso y si algún tema genera mucha controversia se descartará", precisa González. En estos grupos de trabajo no habrá representación política. El consenso con los grupos municipales irá por otro lado. La primera reunión ha tenido lugar este viernes.

Aunque el proyecto está en una fase embrionaria, de diagnosis, la arquitecta se atreve a poner sobre la mesa algunos de los aspectos en los que habrá que intervenir. Uno de los principales es el de la vivienda. "Aunque empadronados hay más, sólo residen en el paseo unas 120 personas y, en cambio, hay 149 fincas. Hay que intentar que venga más gente".

La transformación también implicará reordenar y reducir la ocupación del espacio público, lo que obliga a hacer una reflexión sobre los negocios y personas que ahora ocupan el tramo central de manera habitual --quioscos, terrazas, pintores, floristerías...--, "y ver cómo se equilibran los usos de los viajeros con los vecinales". También se quiere incidir en una mayor pacificación de la Rambla. Esto no se traduce en un veto al coche, pero sí que la circulación tendrá que ser más lenta. "El 90% de los movimientos en las Ramblas se hacen a pie", explica la exconcejala.

Uno de los objetivos es recuperar los equipamientos culturales y edificios patrimoniales de las Ramblas. Hay más de 30. González comparte el punto de vista del nuevo comisionado de Cultura, Joan Subirats, de que sean equipamientos integrados y abiertos al barrio y a la ciudad, y que tengan "una dimensión pedagógica".

Itziar González saluda a una florista en la Rambla / ÁLVARO VENTURA

Itziar González saluda a una florista en la Rambla / ÁLVARO VENTURA


El equipamiento más importante a recuperar es el Teatre Principal, situado en la parte baja del paseo y que lleva años cerrado. El teatro es propiedad de la familia Balañá (titular también de la plaza Monumental). González dice que la propiedad mantiene un talante dialogante y se muestra esperanzada en que se encontrará una solución y el teatro reabrirá, pero no concreta si el consistorio acabará comprando el Principal.

La diagnosis también implica hacer una reflexión en el ámbito económico. Km-Zero quiere "identificar y hacer visible el circuito económico y laboral de la Rambla y su entorno" con la voluntad de "poner fin al actual monocultuvo turístico" y apostar por una reorientación de los servicios, el comercio de proximidad y los servicios dirigidos a la ciudadanía y al vecindario. 

UN PULMÓN

Probablemente, en la nueva urbanización, desaparecerán las tres partes actuales, con los carriles de subida y bajada y el tramo central. El verde ganará espacio. "Las Ramblas son un pulmón". Y se crearán una decena de zonas de estancia a lo largo del paseo que estarán conectadas con las calles colindantes. La arquitecta también entiende la Rambla como "el camino que lleva el mar" y pone sobre la mesa la posibilidad de "encadenar" el paseo con el Moll de la Fusta. 

González define el estado actual de la Rambla como "un río con un ph muy ácido. Lo que queremos es cambiar el ph, dar más calidad al agua". En el caso de la Rambla se traduce en un cambio de la demanda, de los usos. La transformación se prolongará durante años, pero Barcelona recuperará su paseo más internacional.