Vista a la entrada del mercat de Sant Josep 'La Boqueria' / LUIS MIGUEL AÑÓN - M.A

Vista a la entrada del mercat de Sant Josep 'La Boqueria' / LUIS MIGUEL AÑÓN - M.A

Ciutat vella

Las obras del mercado de la Boqueria ponen en jaque a los paradistas

Unos trabajos de pavimentación del suelo mantendrán la zona parcialmente cerrada durante 10 semanas entre enero y marzo

24 noviembre, 2022 00:00

Noticias relacionadas

Los paradistas de la Boqueria de Barcelona, en jaque. Las obras de pavimentación del suelo del emblemático mercado barcelonés obligarán a forzar el cierre de sus paradas. Se trata de una reforma que se hará en varias fases, dividiendo el área por la mitad, de manera que desde el próximo 16 de enero y hasta el 26 de marzo, los comercios sufrirán periodos de cierre.

Esta situación ha puesto en riesgo a muchas de las paradas del mercado que, según han comentado a Metrópoli, tienen que ingeniárselas para soportar y resistir este nuevo periodo de cierre. Principalmente, lo que se respira entre las paradas con respecto a la reforma es resignación. La expresión "toca hacerlo y nos toca aguantarnos", resume el sentir general de los negocios con los que este medio ha podido conversar casi tanto como que "tendrán que buscarse la vida".

CON PÉRDIDAS Y SIN SOLUCIONES

El consistorio no ha planeado ningún tipo de contingencia ni de cobertura para los paradistas y trabajadores, por lo que cada negocio tiene que elaborar su propia estrategia para afrontar las pérdidas de las cinco semanas de cierre. Algunos comercios aprovecharán para hacer vacaciones. El propietario de una tienda de frutas y verduras explicaba que a él no le afectaban las obras pues, entre la pandemia y la crisis económica posterior, llevaba "tres años sin hacer vacaciones". "Cerraré la tienda, aprovecharé para cogerme un mes y pico de vacaciones y hasta entonces agotaré existencias como cada año", comentaba.

Emblema del mercat de la Boqueria de Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN - M.A

Emblema del mercat de la Boqueria de Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN - M.A

Otros, no obstante, no lo tienen tan fácil. El mercado está lleno de pequeños negocios en los que todos los integrantes son familiares y autónomos. Cerrar una de estas paradas durante cinco semanas supone la pérdida total de los ingresos de un núcleo familiar durante casi un mes y medio. A ello, se suma el problema de los cánones, pues los paradistas tienen que pagar una tasa mensual para mantener su parada abierta. "Ya que nos obligan a cerrar, podrían habernos perdonado o rebajado el cánon", se quejaba el dueño de otro negocio.

Algunos comercios que cuentan con empleados en la plantilla barajan o ya están tramitando la opción de hacer un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) a sus trabajadores mientras duran las obras. Desde la charcutería Can Vila, una empresa familiar que cuenta ya con varios establecimientos en las instalaciones y que sí tiene a trabajadores asalariados, detallan en declaraciones a este medio que llevar a cabo un Erte les pone en una tesitura más que complicada, pues la administración pública tiene hasta tres meses para responder a la petición de erte laboral. No obstante, las fechas definitivas del cierre de los negocios se comunicaron a través de una circular el pasado viernes, 18 de noviembre, por lo que se enfrentan a un cierre sin haber recibido respuesta del SEPE.

Parada de autoservicio de fruta y verdura de la Boqueria / ANDONI BERNÁ - M. A

Parada de autoservicio de fruta y verdura de la Boqueria / ANDONI BERNÁ - M. A

También hay escepticismo acerca de la duración de las obras. Oficialmente, los planes contemplan periodos de cinco semanas, pero "ya se sabe", comentan, y añaden que siempre puede pasar algo que obligue a alargar los trabajos una semana más.

Si en algo coinciden todos los paradistas es en destacar que estos trabajos no llegan en buen momento. Dos años de pandemia, confinamiento, cierre de fronteras, crisis económica y aumento del la inflación en un mercado que actualmente se nutre del flujo de turistas que llega a la ciudad han dejado las tesorerías "tiritando". "El que no está todavía recuperándose de estos años, está comenzando a levantar cabeza y ahora nos llega esto", explican. "Otra cosa hubiera sido hacer los trabajos en 2018", han considerado y argumentan que los problemas hubieran sido menores.

Los comerciantes de la cansaladeria Bertran i Mascarell ponen incluso en duda la necesidad de las obras. Si bien todos los comerciantes e incluso la gerencia del mercado coinciden en que el cambio de suelo es una reivindicación histórica muy demandada, esta petición pretendía mejorar el servicio y la experiencia para "los vecinos del barrio de toda la vida". "Ahora el 90% de los clientes que llegan son turistas", comentan. Otros comerciantes sí consideran necesarios los trabajos e incluso se muestran optimistas con la eficiencia de la compañía encargada. "Ya han trabajado antes aquí y salvo las cuatro molestias inevitables de cada obra no ha habido ningún problema", ha reflexionado un comerciante.

UNAS OBRAS "CONSENSUADAS"

Varios comerciantes han explicado que no les queda sino resistir a la situación a la que se enfrentan porque desde el Ayuntamiento siempre han argumentado que se trata de unas obras consensuadas. No obstante, señalan las conversaciones se han condensado en solo tres reuniones mantenidas a lo largo de de los últimos dos años y a través de encuestas. En dichas encuestas se preguntaba si se estaba a favor de las obras o si se quería que se hicieran en enero o agosto, entre otras cuestiones, pero no había un canal libre y fluido de comunicación.

La dueña de un establecimiento añade además que gracias a la posición de los comerciantes, todavía se han podido retrasar los trabajos un año, porque la intención del consistorio era llevar a cabo la reforma justo a la salida de la pandemia, lo que habría supuesto encadenar cierres. Otro señala que las votaciones están ahí y que es cierto que la remodelación se llevará a cabo contemplando el resultado de las encuestas, pero que no ha habido una negociación fluida como tal.

PROBLEMAS CON EL GÉNERO

Si uno se da un paseo por el que es el mercado más grande de la capital catalana, verá como las aproximadamente 200 paradas están a rebosar de género. Éstas acogen todo tipo de puestos que van desde la comida asiática preparada hasta cafeterías y productos en conserva, pero la mayoría de los negocios trabajan con producto fresco o curado, ya sea, fruta, verduras, carne, o pescado. Se trata de alimentos que se echarían a perder conservados a temperatura ambiente durante las cinco semanas de cierre.

Una charcutería del mercat de la Boqueria / LUIS MIGUEL AÑÓN - M. A

Una charcutería del mercat de la Boqueria / LUIS MIGUEL AÑÓN - M. A

De nuevo, los paradistas están solos ante el problema y explican que desde el Ayuntamiento no se les ha facilitado ninguna alternativa. Algunos de ellos tienen bajo los comercios cámaras de conservación, por lo que podrán guardar todo o parte del producto. Otros pedirán favores a amigos para poder guardar el género. También se da el caso de aquellos que bajarán los pedidos cuando se acerque el momento y esperarán a vender todo antes de cerrar. Con todo, no han sido pocos los que han asegurado que "lo que no podamos vender o guardar, nos lo tendremos que comer".

RIESGO DE ROBOS

Para permitir el paso de los obreros, los comerciantes que tienen sus puestos en los extremos del espacio tendrán que mantener las persianas que dan al exterior del mercado abiertas. Esto se hace para poder cambiar el suelo que contiene las alineaciones que se usan para cerrar dichas persianas.

Esto dejará a los comercios limítrofes parcialmente abiertos y, aunque se van a poner paredes de pladur para cubrir la zona, sí han expresado a este medio que tienen miedo a que puedan sufrir robos de, por ejemplo, la maquinaria que se utiliza en cada tienda, como básculas y cortadoras. Se trata de utensilios valorados en miles de euros y que temen que estén a tan solo "un salto" de cualquiera capaz de escalar el muro. Los propietarios de los negocios afectados tampoco podrán estar presentes, por lo que solo queda "esperar a tener buena suerte y que nadie nos entre".

LAS OBRAS

Según han comentado desde la gerencia del mercado, se trata de unas obras en las que se levantará el suelo de la infraestructura para sustituirlo por otro de mayor calidad. Para llevar a cabo los trabajos, se ha dividido en dos la zona: el lado de mar y el lado de montaña. Entre las semanas del 16 de enero y el 20 de febrero, cerrará el lado de montaña, mientras que entre el 20 de febrero y el 26 de marzo, los comercios del lado de mar bajarán sus persianas.

El mercado de la Boqueria / LUIS MIGUEL AÑÓN - M. A

El mercado de la Boqueria / LUIS MIGUEL AÑÓN - M. A

 

Actualmente, se está terminando de concretar qué pasará con la zona de pescadería, ubicada en el eje central. Aunque todavía no hay nada en firme, se está perfilando el plan para procurar que tengan que cerrar el menor tiempo posible, según comentan.

Con todo, aseguran que la Boqueria permanecerá abierta constantemente, aunque al 50% de su capacidad. Las obras correrán a cargo del Ayuntamiento de Barcelona, que financiará la nueva pavimentación a través del Institut Municipal de Mercats de Barcelona. El valor de la obra ronda aproximadamente los 1,5 millones de euros, que saldrán de los fondos Next Generation EU.