VÍDEO: Así vota Poblenou, el barrio 'hipster' pro-Colau

Divisón de opiniones entre los vecinos del Poblenou sobre la gestión de Ada Colau. Este barrio barcelonés ha devenido en una de las zonas más cool y alternativas de la ciudad. Por esta razón, no sorprende que fuese escogido por la alcaldesa para experimentar con la superilla, que ahora se ha extendido a otras zonas de la capital. Tras seis años desde su creación y a escasos días de las elecciones municipales en Barcelona, Metrópoli ha salido a la calle para conocer de primera mano qué opinan los vecinos y los problemas a los que se enfrenta en su día a día.

PULSO ENTRE COMUNES Y REPUBLICANOS

Repasando los resultados de las anteriores elecciones en Barcelona se observa que en Poblenou hay un trasvase de votos. Desde los comicios de 2019, Esquerra Republicana (ERC) es especialmente fuerte (27%), mientras que los comunes los siguieron muy de cerca (26%). El resultado es muy distinto a las elecciones de 2015, donde Colau se alzó con la victoria con un 29% de los votos, seguido de la antigua Convergència i Unió (CIU), con un 21% y ERC, en tercera posición con un 15%. Los republicanos crecieron de manera exponencial y consiguieron pasar de tercera posición a liderar en este barrio barcelonés.

El distrito de Sant Martí es el feudo de los comunes, aunque existe una pugna entre Barcelona En Comú y ERC. En las elecciones de 2019, Colau consiguió ganar aunque de manera muy ajustada a Ernest Maragall; un 23% y un 22%, respectivamente. En los comicios de 2015, los comunes ganaron de manera más olgada, con un 29% de los votos, seguido de CIU (16%) y ERC (11%). 

'SUPERILLA' Y CONTAMINACIÓN

El Poblenou fue el primer barrio que experimentó la superilla. Sirivó de "prueba piloto" que reflejaría el modelo idílico que los comunes ven como la "solución definitiva" en la ciudad. Tal y como se desprende del vídeo, parte de los vecinos son firmes defensores de la superilla y consideran que ha permitido una reducción del turismo y que la gente del barrio puede seguir viviendo en él. También los hay incluso más radicales que aseguran que "pacificarían más zonas".

En la otra cara de la moneda, los críticos cargan contra el hecho de que no circulen vehículos, lo que genera "más inseguridad por las noches" debido a que la superilla es un efecto llamada para los "botellones" porque "encuentran que es un espacio ideal". Uno de los objetivos de Colau con la superilla es reducir la contaminación. Sin embargo, las voces consultadas niegan que la calidad del aire haya mejorado porque, según ellos, "los coches generan más emisiones debido al cambio de sentido y los cortes en las calles, que obligan a dar más vuelta". Además, para los que escogen el bus como medio de transporte supone más dificultad, ya que las paradas de bus están mucho más lejos.

OKUPACIÓN, RUIDO Y SUCIEDAD

Sumado a los botellones de los jóvenes y la inseguridad, los vecinos también hacen referencia a los problemas de "incivismo y ruido" del Triángulo Golfo, situado entre tres calles: Zamora, Badajoz y Pere IV. Según explican los afectados, las okupaciones y la suciedad se han convertido en hechos habituales y culpan directamente a Colau.

El inicio de las obras de la superilla desató la polémica sobre el modelo urbanístico de los comunes en Barcelona. Tras seis años en funcionamiento, esta iniciativa sigue teniendo sus detractores, que piden a Colau que "deje de tomar decisiones por y para sus votantes". Puede que estas valoraciones incidieran en el voto de las pasadas elecciones, donde ERC desbancó a BComú.