Exterior de la pastelería Casas del barrio del Poble-sec de Barcelona

Exterior de la pastelería Casas del barrio del Poble-sec de Barcelona

Sants - Montjuïc

Cierra una pastelería histórica del Poble-sec "ahogada" por el alquiler

La pastelería Casas baja la persiana tras 53 años abierta por el alto coste del alquiler, los impuestos y la competitividad en el barrio

6 agosto, 2022 00:00

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Con 14 años, Maria Teresa Farran dejó los estudios para ir a trabajar en una fábrica de neulas de Barcelona. Ubicada en el barrio del Poble-sec, el negocio lo fundó Antoni Oliver en 1944, quien estuvo al mando hasta al cabo de unos años. Cuando Maria Teresa cumplió la mayoría de edad, la empresa aparcó la producción del postre crujiente y dulce para empezar a fabricar galletas. Por aquél entonces trabajaban en el establecimiento cinco personas: el propietario, ella y tres empleados, entre los que se encontraría su futuro marido.

Al cabo de poco tiempo el empleado de la fábrica y Maria Teresa tuvieron a su hija, Sonia, quien "prácticamente nació en la tienda", comenta Maria Teresa en conversación con Metrópoli. Junto con su marido, la pareja tomó las riendas del negocio, convirtiendo la pequeña fábrica de neulas en una de las pastelerías más icónicas del Poble-sec. 

ALQUILER, IMPUESTOS Y COMPETENCIA

Situada en el número 24 de la calle de la Creu dels Molers, la pastelería Casas ha permanecido abierta 58 años, hasta este verano. La familia ha decidido echar el candado por los impuestos, la subida del precio del alquiler y la competencia. "Las grandes compañías nos ahogan. Nos han triplicado el coste del arrendamiento y los impuestos son muy elevados", explica Sonia García, hija del matrimonio. "A ella le hubiese gustado aguantar un poco más, pero entre los malentendidos de la propietaria y el resto de contrariedades hemos tenido que avanzar el cierre", explica Maria Teresa orgullosa, porque asegura que ahora podrá "hacer otras cosas". 

"En la pastelería hemos estado prácticamente seis décadas, hemos abierto domingos, festivos y hemos atendido a todo el barrio", indica Farran. "Estoy muy contenta con la clientela que hemos recibido, han pasado generaciones por aquí y esto me enorgullece. Antes venían los abuelos, después los padres y ahora entran los nietos. Cada generación es distinta y nos hemos ido adaptando a ello, pero todos nos han tratado como si fuésemos familia". "La calidad, el precio y la gente sencilla y no tan sencilla nos han acompañando durante estos años, no puedo estar más feliz", expresa Maria Teresa. 

Escaparate de la pastelería Casas lleno de monas de Pascua 

Escaparate de la pastelería Casas lleno de monas de Pascua 

"UN ADIÓS CON LA TAREA BIEN HECHA"

¿Lo más vendido? "La reina de la pastelería ha sido la nata, aunque la trufa y los brazos de gitano también se han hecho un hueco", añade. "Ahora han vuelto los clásicos, el roscón, las lionesas y los torteles son los favoritos". Sin embargo, Maria Teresa señala que su hija ha sido la encargada de introducir los salados y los productos del pueblo. "Con la llegada de las nuevas generaciones hemos agregado la opción de salados, productos para gente vegana y otra clase de alimentación", aclara Sonia, segunda generación de la pastelería Casas y al frente de la tienda desde hace 13 años. 

"Estos últimos días nos han traído plantas, recuerdos y objetos. La gente nos ha querido mucho y quieren que tengamos un recuerdo suyo", explican ambas. "Los proveedores que hemos tenido se van sin debernos nada, han venido a despedirse y están muy contentos con nosotros. La tarea que hemos hecho ha sido muy buena y estamos contentos de cerrar la tienda con las cosas bien hechas".

LA ÚLTIMA DEL BARRIO

La familia critica que en el barrio hace un tiempo había entre 8 y 10 pastelerías y que ahora ya no queda ninguna. "Nosotros somos la última pastelería en cerrar, ahora la que está más cerca es la Mistral y otra en la Riera Alta", argumentan. "Panaderías hay muchas, pero pastelerías clásicas ya no quedan, han ido cerrando todas hasta que nosotros también hemos dicho basta". 

¿Qué harán ahora? Maria Teresa tiene claro que ahora tendrá tiempo para jubilarse y "hacer otras cosas" y Sonia, que llevaba el negocio junto con su pareja, se dedicará al sector en otro establecimiento. "Continuaré en la misma línea, en un negocio del gremio pero como empleada. Vengo de tradición pastelera por mis padres y voy a seguir en el sector", acaba la hija del matrimonio pastelero, quién admite que "se debería ayudar más al pequeño negocio barcelonés".