La vecina de Barcelona Anna Farré ha recogido a través de la plataforma change.org más de 1.500 firmas para pedir que se conserve como un monumento la última cabina de teléfonos que queda en la capital catalana.
La cabina, que está ya deteriorada y sin puerta, se halla en la calle Lledoner, en el barrio de Sant Genís dels Agudells del distrito de Horta-Guinardó de Barcelona.
Farré ha explicado a la televisión municipal Betevé que piensa entregar las firmas al ayuntamiento y a Telefónica para que ésta última haga una cesión definitiva de la cabina al municipio para que el consistorio la convierta en una escultura pública.
También quiere hacer en ella una intervención artística solidaria que recaude dinero para las entidades que trabajan en favor de las personas sin hogar.
Farré ha propuesto una intervención artística que posibilite a los asistentes utilizar la cabina una última vez, de manera que el dinero de cada llamada sirva para financiar algún proyecto solidario u ONG como, por ejemplo, Arrels, que trabaja con personas sin techo.
Aunque aún quedan algunos teléfonos públicos en Barcelona, esta es la única cabina telefónica cerrada que queda en la capital catalana, después de que el año pasado finalizase la obligación de garantizar que haya teléfonos públicos en las calles.