Una imagen de archivo de la calle Asturies / HUGO FERNÁNDEZ

Una imagen de archivo de la calle Asturies / HUGO FERNÁNDEZ

El pulso de la ciudad

Astúries, una calle popular nacida burguesa

Hoy es una vía semi peatonal repleta de tiendas y restaurantes

22 agosto, 2018 11:02

Noticias relacionadas

La historia de la calle Asturias, en pleno barrio de Gràcia, empieza cuando la población de lo que entonces era una pueblo cercano a Barcelona, comienza a crecer. La necesidad de espacio urbanizable se empieza a hacer patente, y los terratenientes propietarios de las tierras de labor comienzan a pensar en la necesidad de establecer vías para una comunicación rápida entre las diferentes partes del creciente pueblo para mejorar el transporte de mercancías. Además, la necesidad de convertir tierras agrícolas en zonas urbanas para la construcción de viviendas aceleró el proceso de reconversión.

Las tierras sobre las que hoy se asienta la calle Astúries pertenecían a la familia Trilla, cuya mansión es una de las pocas que se conserva de la época, unos metros más arriba de la calle Astúries, en la plaza Trilla. Esta masía, construida a mediados o finales del siglo XVII, es la más antigua de cuantas se conservan en la Vila de Gràcia.

La calle Astúries se construyó entre 1827 y 1830 como iniciativa de Àgata Badia i Puigrodon de Trilla, viuda de Antonio Trilla, quien junto a otros propietarios, planteó la posibilidad de urbanizar una zona que hasta entonces era tierras de labor. La idea ya la planteó su marido, Antoni Trilla i Blanch. El actual trazado de la calle Astúries formaba, en su origen, parte de varias calles. De hecho, desde su construcción la calle se ha ido anexionando otras vías como Maragda, un tramo de San Antonio, en 1830, y la calle Esmeralda, en 1922.

La calle Astúries transcurre desde Gran de Gràcia hasta Torrent d'en Vidalet. Y parte de su trazado coincide con la plaza del Diamant, que se hizo muy conocida por el libro de Merçe Rodoreda La Plaça del Diamant. Está enclavada en lo que, en origen, se conoció como el Barri del Joier. Fue a mediados de siglo XIX, siendo regidor de la Vila de Gràcia Josep Rosell i Imbert, que se dedicaba a la joyería. La parcela donde iba algunas nuevas calles de la creciente villa era suya, así que decidió que los nombres de las calles tuvieran algo que ver con su profesión, Así nacieron las calle Perla, Or, Rubí, Toaci, Maradga y Plata. Algunas de ellas cambiaron de nombre con el paso del tiempo.

Un poco más adelante, la calle pasa a formar parte de la plaza de la Virreina, uno de los centros neurálgicos del barrio.

QUEDAMOS EN...

Muchas de las personas que deciden pasar un día en el barrio de Gràcia acuden a su cita en Metro. Y es muy probable que lo hagan con la línea 3 y que bajen en la parada de Fontana. “Quedamos en Fontana, en la esquina con Astúries”, es una frase muy común.

Por ello, la calle Astúries se ha convertido hoy en un calle en parte peatonal, que recorren los visitantes para internarse en el barrio de Gràcia. Actualmente, la calle cuenta con numerosos comercios, algunos de ellos singulares, que dan vida a una calle esencial en la vida del barrio, una puerta de entrada a uno de los barrios más singulares de la ciudad.