C.G. en el parking de la Nova Mar Bella / METRÓPOLI ABIERTA

C.G. en el parking de la Nova Mar Bella / METRÓPOLI ABIERTA

El pulso de la ciudad

El incivismo persiste en el parking de la Nova Mar Bella

Los vecinos del barrio de Diagonal Mar conviven con botellones, hurtos y contaminación

17 agosto, 2019 00:00

“Mi coche no lo dejo aquí. Mira qué encharcado está por la lluvia. Fíjate en toda la basura que dejan los botellones. Allí hasta hay un carrito. Esto es un estercolero”. Así es como la portavoz del Movimiento Diagonal Mar, C.G., describe a Metrópoli Abierta el parking de la Playa Nova Mar Bella de Barcelona.

El Movimiento Diagonal Mar es una unión de vecinos de esta zona que trabajan desde 2015 para "detectar, difundir y analizar" todo lo que afecta a su día a día. Y aunque han logrado múltiples avances en los últimos años, aún hay problemáticas que hacen imposible ver a su barrio como un lugar exento de conflictos.

Mientras C.G. camina entre los coches aparcados en batería no puede evitar señalar las latas, botellas de cristal y bolsas de plástico que hay esparcidas por el suelo del parking. Asegura que hay un botellón cada fin de semana, que a las dos de la madrugada escucha la música desde su casa y que hasta hay personas que se dedican a vender drogas. Para ella, es imposible no apreciar cómo en dos años ha aumentado la cantidad de gente que viene a convertir lo que presuntamente es un parking en un espacio atestado de alcohol.

UN INCIVISMO INSTALADO

Esta práctica la ha notado sobre todo durante algunos de los festivales de música que acoge el parque del Fòrum, el Reggeton Beach Festival y el Primavera Sound. Es en eventos de este tipo cuando, además de tener que convivir con miles y miles de personas en las inmediaciones de la playa, los vecinos también deben ver cómo algunos optan por dormir en la arena. “¡En 2017 y 2018 hasta llegaban camiones para alquilar literas a asistentes al Primavera Sound! ¡Y para ello sacaban el gálibo de 1,90 m!”.

El hecho de que la vigilancia sea inexistente en este espacio no solo da vía libre a los botellones, también provoca que, sobre todo en invierno, sea habitual que se cometan hurtos. “Hay ladrones que revientan las ventanas de los coches para robar lo que hay en su interior, por lo que algunos hasta dejan las puertas abiertas para que no se las revienten. Hay días que esto está lleno de cristales”, dice indignada aunque, al mismo tiempo, reconoce que ahora hay más presencia policial. “Mira, este es el segundo coche de Mossos que he visto esta mañana. Y esto es de ahora, desde que Albert Batlle es el teniente alcalde de Seguridad”, añade con cierto alivio.

El incivismo que puede llegar a reinar en este parking es una de las razones por las cuales C.G. insiste que, a un precio módico, se deberían destinar plazas del parking subterráneo más cercano a los bañistas y a personas que trabajan en Barcelona y viven fuera de la capital catalana. “En invierno aparca sobre todo la gente que viene a trabajar y en verano los bañistas. Yo no tengo nada en contra de esto. Al contrario. Por eso creo que deberían poder aparcar sus vehículos en un sitio seguro”.

Además de no haber vigilancia nocturna, este espacio no cuenta con ninguna autoridad, ya sea con agentes cívicos o policías, que controlen la cantidad de coches que pueden entrar en el terreno y su circulación. Eso hace que se creen atascos de coches que se paran en el mismo paso peatonal, que aparquen en el paseo marítimo destinado únicamente a viandantes y ciclistas, que levanten “una gran polvareda” y que no paren de llenar el lugar de gasolina y gases del tubo de escape. La expresión que C.G. pone al describir estas situaciones denota lo agotador que es vivir entre esta espiral de gentío y polución.

MÁS SOLUCIONES

La convivencia de ciclistas y viandantes en las inmediaciones de la playa ha sido otro de los temas que han hecho estallar conflictos en el barrio. Cuenta que hasta este julio no se separó el carril bici del paseo marítimo, pero que antes de que se implantara esta medida “una vecina fue arrollada por una bici y estuvo un mes en la cama”. Es por eso que ahora que ve como unos ciclistas circulan por la parte del paseo destinada a peatones les alerta sin pensarlo: “¡Eh, por aquí! El carril bici es por aquí!”.

A lo largo de los años, Movimiento Diagonal Mar se ha embolsado múltiples victorias: ha conseguido que se construya una zona peatonal en el parking, que se levanten farolas eólicas y solares, ya que antes “no había gota de luz”, y que no entren más autocaravanas para hacer en el parking una zona de acampada, entre otros logros que arrancan a C.G. una sonrisa de satisfacción. Ahora, su meta es conseguir que, algún día, este espacio deje de ser un parking y solo sea un paseo que tiene el mar como telón de fondo. Ella tiene claro que, mientras siga en el barrio, sus ganas de intentarlo no desistirán.