Un vendedor ofrece mojitos a unos turistas en la playa de la Barceloneta / JORDI SUBIRANA

Un vendedor ofrece mojitos a unos turistas en la playa de la Barceloneta / JORDI SUBIRANA

El pulso de la ciudad

Los mojitos con bacterias fecales vuelven a las playas de Barcelona

Con la llegada del verano, grupos de paquistaníes retoman un negocio ilegal en el litoral barcelonés que es un riesgo para la salud de los consumidores

12 junio, 2019 00:00

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Llega el verano y los vendedores de mojitos ilegales vuelven a las playas de Barcelona, principalmente a las más cercanas al barrio de la Barceloneta, desde el Hotel Vela hasta las cercanías del Port Olímpic. Este fin de semana, con altas temperaturas y el litoral lleno, los vendedores han vuelto a las andadas. Decenas de ellos, la mayoría de nacionalidad paquistaní, se pasean con total impunidad con bandejas llenas de vasos con zumo de lima, hojas de menta, rodajas de lima, hielo y una botella de ron para llenar el vaso al gusto del turista.

El pasado domingo, el día en el que están hechas las fotografías de esta información, Metrópoli Abierta pudo comprobar como estos vendedores preparan las bebidas en contenedores próximos a la playa, concretamente en uno de la calle del Comte de Santa Clara, escondidos entre los coches. No es nada nuevo.

El año pasado, la Guardia Civil y la Guardia Urbana llevaron a cabo una operación contra esta actividad y confirmaron que los vendedores escondían los ingredientes de las bebidas en los espigones, la basura o el alcantarillado sin ningún tipo de medida sanitaria ni higiénica. Tras analizar las bebidas incautadas se encontraron en ellas bacterias fecales.  

VINCULACIÓN CON COLMADOS

El secretario de Organización del sindicato CSIF y agente de la Guardia Urbana, Eugenio Zambrano, explica que la proliferación de este tipo de bebidas se ha producido este último mandato, con Ada Colau en la alcaldía. Con anterioridad, estas personas se limitaban a vender latas y aguas, pero los últimos años han incrementado la oferta.

Zambrano establece una vinculación con algunos colmados y supermercados, que serían los que suministrarían a los vendedores las bebidas, también cervezas de una conocida marca. Uno de lo paquistaníes explica a Metrópoli Abierta que compra los productos en supermercados, prepara las bebidas y las revende por cinco u ocho euros. 

Un vendedor con bebidas, en la playa / JORDI SUBIRANA 

Un vendedor con bebidas, en la playa / JORDI SUBIRANA 


Según Zambrano, en el día a día, los vendedores pueden guardar todos estos productos en almacenes o pisos francos de la zona. Añade que estas personas cometen una infracción administrativa por vender productos sin licencia, pero también se enfrentan a delitos penales contra la salud pública.

TRAPICHEOS CON DROGAS

El representante de CSIF critica la permisividad del Ayuntamiento en combatir este tipo de faltas cuando se trata de competencias claramente municipales como la venta ilegal en el espacio público y la salud pública. El portavoz policial también denuncia que algunos de ellos trapichean con droga y venden bocadillos y dulces sin ningún tipo de control sanitario, sobre todo las madrugadas.

Vendedores del top manta, en el paseo de Joan de Borbó / JORDI SUBIRANA

Vendedores del top manta, en el paseo de Joan de Borbó / JORDI SUBIRANA


Desde la Agencia de Salud Pública de Barcelona se aconseja no consumir productos procedentes de la venta ilegal porque no han sido sometidos a los controles pertinentes. Las mismas fuentes aseguran que no se ha producido ninguna intoxicación relacionada con los mojitos de la playa, pero la agencia no concreta si estos datos incluyen también los años anteriores.

CENTENARES DE MANTEROS

La venta de mojitos coincide con la venta a pie de playa y en las calles adyacentes, principalmente en todo en paseo de Joan de Borbó, de productos del top manta. Junto a la arena, los vendedores ofrecen pareos de todos los colores a un precio inicial de 15 euros, aunque se muestran dispuestos a regatear.

Como otros veranos, en el paseo de Joan de Borbó, hay plantadas centenares de mantas sobre el suelo. Los manteros venden de todo: ropa, zapatillas, complementos... y hasta maletas. Los agentes de la Guardia Urbana van desbordados. Tampoco tienen directrices claras y, en ocasiones, ni siquiera órdenes de actuar. "Esto es lo que ha votado la gente", dice un policía.