Las cifras no mienten. La seguridad en la ciudad de Barcelona ha experimentado un espectacular incremento en 2018. Los números de los delitos penales cometidos en la capital catalana en los seis primeros meses del año dados a conocer dejan en evidencia la política de seguridad del Ayuntamiento, al frente de la cual está la propia alcaldesa, Ada Colau.
Las cifras, facilitadas por el ministerio del Interior, ponen en entredicho la defensa que la alcaldesa accidental, Laia Ortiz, hizo en la recientemente celebrada Comisió de Seguretat Extraordinaria de la política de seguridad que el el actual equipo de gobierno ha llevado a cabo desde que accedió al poder. En esa comisión, todos los partidos políticos de la oposición, excepto la CUP que prefirió no acudir, exigieron el cese de Ada Colau como responsable de seguridad de la ciudad, una reprobación que no fue atendida por el gobierno municipal.
Ortiz defendió la política de seguridad del Ayuntamiento asegurando que era “la única administración que aumenta los efectivos y los recursos en todos los ámbitos de prevención y seguridad. No hay abandono ni impunidad, hay más agentes de la Guàrdia Urbana, 100 desde este mes de julio, y se han convocado 300 nuevas plazas”.
Además, afirmó que todos los rankings dice que Barcelona es una ciudad segura, que los vecinos hacen un buen balance de la gestión del actual gobierno municipal y que los problemas que realmente les preocupan son la vivienda, la masificación turística y el paro. “Y coincidimos con ellos”, sentenció.
Pese a ello, la percepción entre los ciudadanos de que la delincuencia ha aumentado en la ciudad de forma alarmante en los últimos meses es patente, sobre todo en algunos barrios, y está justificada si nos atenemos a las estadísticas oficiales sobre este tipo de delitos.
CIFRAS TOZUDAS
Sin embargo, las estadísticas dejan en entredicho la política de seguridad del ayuntamiento. De hecho, sólo en los seis primeros meses de este año, los delitos penales que se han producido en Barcelona han sido 15.707 más que en el mismo período del año pasado. Un aumento del 20 % respecto a los seis primeros meses de 2017.
Y lo más preocupante es que prácticamente ha aumentado en todas las categorías, excepto en tres: homicidios dolosos y asesinatos consumados, que han pasado de 5 a 3, un 40 % menos, en los secuestros, que ha pasado de 1 a ninguno, y en el tráfico de drogas, que se ha pasado de 293 a 267, un 8,9 menos.
En el resto de las categorías de delitos penales, que se contabilizan en las estadísticas del ministerio del Interior, el aumento en el primer semestre del año respecto al mismo periodo del año anterior ha sido espectacular. Han subido un 46 % los homicidios dolosos y asesinatos en grado de tentativa (de 15 a 22); un 3,6 % los delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria (de 1.701 a 1.762); un 13 % los delitos contra la libertad e indemnidad sexual (de 323 a 365); un 38,8 % las agresión sexual con penetración (de 49 a 68); un 8,4 % el resto de delitos contra la libertad e indemnidad sexual (de 274 a 297); un 12,3 % los robos con violencia e intimidación (de 4.834 a 5.427); un 27,8 % los robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones (de 3.327 a 4.253); un 31,1 % los robos con fuerza en domicilios (de 2.220 a 2.911); un 22,7 % los hurtos (de 42.479 a 52.140); un 0,3 % las sustracciones de vehículos (de 2.243 a 2.250).
COMPARACIÓN PREOCUPANTE
También resulta muy preocupante comparar la situación de Barcelona con el del resto de las grandes ciudades de España. Y es que la capital catalana no sale muy bien parada en relación a los delitos que se han producido en los seis primeros meses de este año en las otras cinco grandes ciudades del país.
En tres de ellas, los delitos han disminuido. En Sevilla han pasado de los 24.573 de 2017 a los 22.589 de 2018, un descenso del 8,1 %; en Zaragoza, de 11.130 a 10.657, un 4,2 % menos; y en Valencia, de 22.638 a 22.588, un descenso de apenas un 0,2 %.
Por contra, en dos ciudades el número de delitos ha subido, aunque son ascensos muy inferiores al de Barcelona. En Bilbao, han pasado de 9.514 de 2017 a los 10.041 de 2018, un 5,5 %, mientras que el Madrid, que es la ciudad que en números absolutos encabeza el ranking, ha pasado de 119.235 delitos penales en 2017 a 120.429 en 2018, un crecimiento del 1 %.