Derrota histórica y palo económico al Ayuntamiento de Barcelona. El gobierno que lidera Ada Colau deberá pagar 10.556 euros, más los intereses correspondientes, a un agente de la Guàrdia Urbana que fue agredido durante una intervención policial. La agresora, que fue condenada por un delito de atentado contra un agente de la autoridad y otro de lesiones, se declaró insolvente.
El Ayuntamiento de Barcelona, según el Sindicato de Agentes de la Policía Local (SAPOL), se negaba a indemnizar al agente, alegando que se trataba de un daño que debía soportar debido a su trabajo como policía. Sin embargo, el juzgado de la contencioso-administrativo número 10 de Barcelona, en su sentencia del 25 de junio de 2018, ha desechado el argumento del gobierno municipal. Y ha dado la razón al sindicato mayoritario de la Urbana. La defensa del agente se llevó desde los servicios jurídicos de SAPOL.
SENTENCIA FIRME
La sentencia, según el fallo, “es firme por no ser susceptible de recurso ordinario alguno”. Tras la resolución, el sindicato policial recalca que “nos encontramos ante una sentencia judicial pionera en el Ayuntamiento, donde se ven amparados por la aplicación del principio de indemnización los/as agentes pertenecientes a la Guàrdia Urbana de Barcelona que hasta este momento no percibían cantidad alguna por las lesiones sufridas en acto de servicio cuando el agresor era declarado insolvente”. “Gracias a esta sentencia, podrán obtener el pago de la correspondiente indemnización por parte de la Administración que ya no podrá negarse, excusándose en su falta de responsabilidad”, añade el comunicado del SAPOL.
La agresión se remonta a julio de 2011, cuando unos agentes acudieron a una llamada por molestias por una fiesta en el barrio de Vallcarca, en Gràcia. La actuación policial acabó con tres detenidos. El ataque a uno de los policías se produjo cuando una de las detenidas, que iba esposada, cogió uno de los dedos del guardia urbano y se lo rompió junto a un tendón del antebrazo y el codo, explica el secretario general del SAPOL, Manel García. El policía tuvo que ser operado dos veces y estuvo, entre distintos periodos de tiempo, un año y medio de baja. Ahora, aunque trabaja, ha perdido un 33% de movilidad.