La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

Información municipal

Colau contradice a la UE y se da lustre con justificaciones de dudosa credibilidad

BeC distribuye argumentos entre su militancia para hacer aparecer como éxitos los fracasos del mandato en la última legislatura

27 diciembre, 2022 00:00

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Ninguna realidad ha de arruinar un buen titular. Esa es la máxima que parece aplicar la alcaldesa de BarcelonaAda Colau, cuya visión de la realidad municipal se contrapone a la visión neutral que se tiene de la gestión de la Administración local barcelonesa. Los comunes han iniciado hace ya un tiempo una intensa campaña de concienciación de sus bases para que actúen con proselitismo en sus relaciones sociales, magnificando los logros municipales. Para ello, el formidable equipo de comunicación de los comunes ha preparado contundentes píldoras y argumentos con el fin de justificar todas las actuaciones de la cúpula municipal en la última legislatura. El objetivo es convertir los fracasos en éxito y captar e ilusionar al ciudadano de nuevo para atraer voto.

Por eso, mientras la UE da un toque de atención a Madrid y Barcelona y el Tribunal de Justicia de Luxemburgo condena a España por la emisión de dióxido de nitrógeno especialmente en las dos grandes urbes, los responsables municipales barceloneses sacan pecho y dan la vuelta a la tortilla. Resulta que, según las cuentas de los comunes, la contaminación se ha reducido desde 2015 un 31%. Es una visión parcial, puesto que compara las fechas que interesa comparar. Pero con ello se surte al activismo de una potente consigna que sirve a los intereses electorales de Colau.

UN FILTRO MEDITADO

Parte de la información fue colada a través de Betevé, la emisora municipal: dos días antes de la sentencia del TJUE, los comunes filtraron los datos a través de su televisión pública. Y ya avanzaba esa noticia que podría haber una “sanción contundente” por los niveles de dióxido de nitrógeno que, al menos hasta 2019, excedían lo permitido por Europa en Barcelona y su área metropolitana. Aprovechando los datos de la cocina, los comunes han surtido a sus activistas de nuevas justificaciones: “En Barcelona se respira mejor, pero hemos de seguir trabajando para proteger la salud de los vecinos y vecinas y la del planeta”, dice la consigna distribuida por sus redes sociales internas.

Tráfico junto a un cartel de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en una salida / AJ BCN

Tráfico junto a un cartel de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en una salida / AJ BCN

La estrategia comunicativa aporta una nota de interés, puesto que da argumentos a la militancia para contrarrestar la propaganda negativa de la sanción y sortear la realidad que podría estropear el sueño de Colau. La militancia ha de insistir en que se ha reducido la contaminación un 31%, pero lo curioso del caso son los motivos. El principal de ellos es la creación de las Zonas de Baja Emisión (ZBE), que según los comunes permitió reducir las emisiones nocivas en un 50%. Curiosamente, esa iniciativa fue rechazada por los tribunales, lo que BeC obvia en sus argumentos a la militancia, por perjudicar, precisamente, a las clases más bajas.

ALABANZAS A LA SUPERILLA

Otra de las causas de esa bajada, según BeC, es la creación de la Superilla Barcelona, una de las aportaciones más polémicas al ordenamiento urbano de las últimas décadas. Colocar a la Superilla como una de las causas por las que baja la contaminación en Barcelona es un argumento impagable en el ideario de los comunes, pero contradice todos los informes de expertos que señalan que la creación de estos espacios ha multiplicado la polución porque obliga al tráfico rodado a dar más vueltas, provoca atascos y, con ello, empeora la calidad del aire.

Embudo creado en la calle de Consell de Cent por las obras de la superilla / TWITTER

Embudo creado en la calle de Consell de Cent por las obras de la superilla / TWITTER

También achacan esa disminución a la campaña Protegim Escoles, que pretende reducir drásticamente la velocidad del tráfico en algunos sectores, justifica incluso el cierre de calles a los coches o permite instalar badenes y cojines en plena calzada. La “rebaja del transporte público” es otro de los argumentos que utilizarán los comunes para reforzar su teoría de la bajada de la contaminación, así como la construcción de más carriles bici y de bus y la apertura de más estaciones de Metro. Dejando aparte que estas últimas no dependen del Ayuntamiento, la rebaja del transporte público fue una decisión que nada tuvo que ver con la iniciativa municipal y mucho menos con el equipo de gobierno de los comunes, que siempre fue partidario de subir los precios de los billetes.

EL MILAGRO DE COLAU

Con esta estrategia, en definitiva, Colau y su equipo venden como positivas las actuaciones más polémicas y que más críticas levantaron durante la última legislatura: ahí se encuentra la apuesta desaforada por los carriles bici, la justificación de las más que polémicas superillas o la no menos polémica ZBE. Todas estas iniciativas tenían un leit motiv: erradicar el coche de la ciudad de Barcelona, ahogándolo y prohibiendo su uso en el recinto urbano o, al menos, dificultando en lo posible la circulación. Parte de las medidas más drásticas que se tomaron (como la ZBE) han sido ya rechazadas por la Justicia y se está a la espera de conocer la decisión final del Tribunal Supremo. Otras, como las superillas, han recibido el rechazo de todos los restantes grupos políticos, incluido el PSC, a pesar de ser socio en el gobierno municipal. Pero ahí está: la superilla rechazada por todos los demás es uno de los motivos de orgullo y satisfacción de Ada Colau para argumentar a favor de su política anticontaminante. Es el milagro de los panes y los peces mejorado.

La inminencia de las elecciones obliga a BeC a acelerar su precampaña. El bombardeo ideológico hacia sus activistas es constante y contundente. Otro de los ítems utilizado es que Barcelona es la gran ciudad de España donde más cae la criminalidad (a pesar de la percepción de una mayor inseguridad y del aumento de actos violentos). En este campo, los datos vistos fríamente no son alarmantes, aunque sí lo es la mayor violencia con que se cometen esos actos delictivos, puesto que cualquier tirón que antes se saldaba con una carrera deviene ahora con agresiones físicas que, en ocasiones, son mortales para la víctima.

EL TEMA ESTRELLA

Pero también aflora el tema estrella de Colau, la vivienda: BeC vuelve a ‘vender’ pisos hechos con contenedores reciclados (aporta que en vez de tardar 7 años en construirlos, los tiene en 6 meses y reduce los costos de construcción y el impacto ambiental). Esta ofensiva habitacional se debe a la inauguración del segundo bloque de edificios con contenedores, esta vez en Glòries (son 7 pisos con 42 viviendas), que además tienen “un huerto urbano, balcón” y mucha luminosidad. Así los ha de vender la militancia. “Esta es nuestra Barcelona”, arenga el partido a sus militantes. En la comunicación a sus militantes, señala: “Los APROP son alojamientos temporales para que personas que han padecido un desalojo y están a la espera de una vivienda definitiva, tengan donde vivir. Con este método, en tan solo unos meses damos respuesta a la emergencia habitacional gracias al hecho de que muchos materiales que se utilizan son reciclados”.

Construcción de una finca de pisos públicos en el distrito de Sant Martí en 2021 / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Construcción de una finca de pisos públicos en el distrito de Sant Martí en 2021 / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

En sus mensajes a los militantes, BeC destaca que el bloque de Glòries tiene un 33% menos de emisiones de CO2 y un 48% menos de consumo de recursos y reitera: “Esta es nuestra Barcelona, una ciudad que no nos deja solas. Una ciudad que moviliza los recursos a su alcance para proteger a la gente”. No hay que olvidar que, paralelamente, BeC distribuye periódicamente entre su militancia argumentos para que siempre se compare la vivienda pública de Barcelona con la de Cataluña y la de Madrid, situándose por encima de esos dos territorios. Según estos argumentos, Barcelona sale beneficiada en la guerra de números entre estas tres administraciones.