Carles Puigdemont junto a la actual candidata del PDeCAT al Ayuntamiento de Barcelona, Neus Munté.

Carles Puigdemont junto a la actual candidata del PDeCAT al Ayuntamiento de Barcelona, Neus Munté.

Información municipal

Puigdemont espera un acuerdo con la ANC para defenestrar a Munté y nombrar a Mascarell

El expresident no quiere que la lista municipal en Barcelona para el 2019 sea del PDeCAT

29 septiembre, 2018 20:46

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El candidato del PDeCAT a la alcaldía de Barcelona en las municipales del 2019 no está confirmado al 100%. A pesar de haber ganado unas primarias, la candidata oficial, Neus Munté, no las tiene todas consigo. Según manifestaron fuentes de este partido a Metrópoli Abierta, “hay demasiados flecos sueltos y muchos intereses de por medio, por lo que habrá que esperar a ver cómo se resuelve el equilibrio de fuerzas” que existe dentro de la formación posconvergente. El causante el caos interno es Carles Puigdemont, que desde Waterloo intenta controlar la lista que se presente a las municipales y a quien no le convence la candidata, Neus Munté, por muchas primarias que haya ganado.

En realidad, según las fuentes, “Puigdemont está a la espera de cerrar un acuerdo con la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para presentar un candidato de consenso y apostar por una lista ganadora, que dinamite el efecto Maragall de Esquerra”, afirman las fuentes. El efecto Maragall (la presentación de Ernest Maragall como candidato, en lugar de Alfred Bosch) ha hecho mucho daño en la candidatura del PDeCAT, que se ha quedado descolocada.

ATRAER VOTOS CONVERGENTES

Por un lado, Maragall ya tiene una larga trayectoria municipal, al haber sido el cerebro gris económico del consistorio durante más de una década, mientras su hermano Pasqual era el alcalde. Por otro lado, es una figura bien vista en el mundo del independentismo y puede atraer votos convergentes hacia la candidatura de ERC, lo que podría provocar una catástrofe electoral para Puigdemont y los suyos.

Pero con ello, el expresident tiene la excusa perfecta para dinamitar el trabajo realizado hasta ahora: “Este otoño echará a andar oficialmente la Crida per la República, que quiere ser el gran partido soberanista heredero de Convergència. Nace con vocación transversal y hegemónica. Y en él no sólo tienen cabida militantes de CDC o de UDC, sino también independientes y, especialmente, se le dará cabida a gente de la ANC. En resumen: cuando lleguemos a las municipales del año que viene, el PDeCAT sea posiblemente un partido residual, sin apenas poder en la calle. Quien movilizará a la gente será la Crida”, explican las fuentes.

NO SERÁ LA CANDIDATURA DEL PDeCAT

A partir de ese hecho, los responsables de la operación, y especialmente el núcleo más cercano a Puigdemont, consideran imprescindible que no sea el PDeCAT el protagonista de la candidatura. “Tendrá que ser la Crida, cuyas siglas serán entonces las más potentes. Se trata, en parte, de una cuestión de imagen: si la Crida está llamada a ser la gran fuerza independentista, ¿cómo vamos a presentar una lista del PDeCAT, que es sólo una parte de esa gran fuerza? Debemos tener visión de futuro y adelantarnos a los acontecimientos para no tener que improvisar luego. La candidatura de las municipales del 2019 será la candidatura de la Crida, no del PDeCAT”, especifican las fuentes consultadas.

En ese contexto, Puigdemont ha emprendido conversaciones con la ANC, que será una de las entidades que aportará más vitalidad a la Crida, para lograr un candidato de consenso entre él y la ANC. “Es cierto que ahí es donde entra en liza el nombre de Ferran Mascarell. Puigdemont quiere que la ANC se implique a fondo en su nuevo proyecto y juegue fuerte la carta de la Crida, por lo que todavía es aventurado prever quién será el candidato que se presente el año que viene. Primero, se tiene que negociar hasta qué punto la ANC se integra y decide. Y luego, acordar el candidato a alcalde. Por eso el nombre de Munté, en estos momentos, está en el alero”, explica otra fuente.

DARLE LA VUELTA A LAS ENCUESTAS

La operación podría acarrear problemas internos a Puigdemont con el PDeCAT o con algunos veteranos círculos de su partido, pero el expresident considera que nadie está en disposición de plantarle cara e irá a por todas, dinamitando la democracia interna del partido si hace falta. Tras el congreso del pasado mes de julio, en el que barrió a la coordinadora general, Marta Pascal, los sectores críticos del PDeCAT han quedado anestesiados. La prueba de ello es que la pasada semana desautorizó al portavoz en el Congreso, Carles Campuzano, que ya había anunciado un acuerdo con el PSOE, y ni una sola voz interna se elevó para protestar por la airada y desabrida desautorización.

Cierto que la apuesta por la ANC y hacer que sea la Crida quien asuma el peso de la candidatura aleja aún más la posibilidad de una lista unitaria, pero a estas alturas los posconvergentes ya están convencidos de que Esquerra jamás accederá a integrarse en una lista unitaria y menos con Ernest Maragall, un nombre de peso, como cabeza de listade la candidatura republicana.

Para Puigdemont, ése no es el problema más importante que tiene su lista en estos momentos. “El 21-D se vio que se le pueden dar la vuelta a las encuestas. Lo único que hemos de tener es un candidato con cara y ojos y que tenga predicamento en la calle”, aducen desde el entorno del expresident. El problema es lograr un equipo de socios sólido y estable, lo que quiere conseguir consolidando a la ANC como su socio de referencia. Y, para ello, ha de negociar con ella las parcelas de poder como, por ejemplo, la decisión de quién ha de ser el cabeza de lista por Barcelona, la capital de Catalunya.