Durante estos días de reclusión, estamos viendo las calles de Barcelona desiertas, con sus comercios y restaurantes mudos. Nuestros ejes comerciales, espacios sociales y de relaciones, hace un mes que perviven silenciados, a la espera de que esta crisis sanitaria sea controlada, y así poder regresar, poco a poco, a una situación de normalidad que les permita abrir de nuevo sus puertas.

Para que esto suceda, es decir, para no seguir viendo unas calles sin comercio, para que nuestras empresas vuelvan a abrir y el gran porcentaje de trabajadores que se dedican al comercio y a la restauración en Barcelona puedan volver a sus puestos de trabajo “el día después”, es urgente que las administraciones entiendan que, a estas alturas, sin un plan de choque real e inmediato, como mínimo uno de cada tres negocios no volverá a abrir. Si queremos proteger los puestos de trabajo, las empresas necesitan subsidios reales que les permitan mantenerse a flote y reanudar su actividad cuando esta pesadilla termine.

El futuro es incierto y estos días se están publicando muchos análisis que predicen diferentes escenarios. Según el último análisis de Deloitte, los sectores más ligados al consumo se estabilizarán antes que aquellos vinculados al turismo, como sería el sector viajes y hotelería. Este dato a priori puede resultar una buena noticia, pero lo que ocurre es que gran parte del comercio y la restauración, sobre todo el que representamos en Barcelona Oberta, está muy vinculado al turismo, con lo que presagiamos una lenta recuperación. No olvidemos que el turismo representa en torno al 12% del PIB y genera aproximadamente un 9 % del empleo en la ciudad (según datos del Ajuntament de Barcelona).

Como no podía ser de otra manera, esta situación también está apuntando nuevas tendencias en el consumo, como por ejemplo el crecimiento exponencial del comercio online, el interés por productos de prevención e higiene, la preferencia por productos locales y de proximidad, la empatía con marcas que aportan valor, que realizan acciones sociales y humanitarias. Y, en definitiva, nos ha hecho a todos un poco más solidarios. Ha hecho visible también a la gente mayor, un segmento de la población importante, desde el punto de vista del consumo, y que hasta ahora no se le había prestado atención.

Y por necesidad, todos estamos acelerando nuestro aprendizaje con las nuevas tecnologías, como Zoom y otros sistemas de vídeo-llamadas que muy bien podrían ser utilizados en alguno de los procesos de venta o postventa de comercios, por ejemplo. También se está impulsando la penetración de nuevos sistemas de pago más higiénicos que el dinero en efectivo, como la tarjeta de crédito, el pago por móvil y plataformas de pago como el Bizum.

Estamos ante un momento de incertidumbre, pero no de parálisis. Todos y cada uno de los emprendedores de esta ciudad ya están trabajando en cómo afrontar “el día después". Quieren seguir luchando como lo han hecho hasta ahora y solo necesitan garantías, garantías que solo las pueden dar las administraciones, entendiendo que estamos también ante una alerta económica y como tal hay que tratarla. Escuchen sus demandas, propongan medidas de verdad que les permita garantizar la subsistencia de sus empresas y, por tanto, los puestos de trabajo. ¡¡Escúchenlos!!

Si esto pasa, si de verdad nos escuchan, nuestro futuro está garantizado. Y nos lo imaginamos diferente, lo imaginamos con una vuelta al consumo local, de proximidad, porque hemos visto lo tristes que son nuestras calles sin sus comercios, restaurantes y empresas. Nos imaginamos un aumento de las compras online, porque ya hemos perdido el miedo a hacerlas, y debemos hacer lo posible para que esas compras online sean a comercios locales y no a grandes plataformas que tributan fuera. Nos imaginamos una población concienciada y solidaria (lo estamos viendo) con sus vecinos, con la sociedad en general, con el medio ambiente. Nos imaginamos un cambio radical en las relaciones con las administraciones. Trabajaremos de verdad en relanzar Barcelona juntos, desde la colaboración público-privada que tanto reclamamos.

Es imaginación o deseo, o tal vez todo junto, pero si nos proyectamos hacia aquí, cuando por fin seamos escuchados, haremos que pase. ¡Juntos lo conseguiremos! De otro modo, es decir, si no lo hacemos juntos y no nos escuchan, el futuro será muy negro. #AixòHoPassaremJunts.