Sin respiro alguno, empalmamos una campaña electoral con la siguiente, después de las generales, afrontamos ahora municipales y europeas, aparte de autonómicas en muchas otras regiones de España. El gobierno local es sin duda el más cercano al ciudadano y en el que el sistema electoral vigente menos distorsiona el resultado.

En elecciones generales y autonómicas, lo de un ciudadano un voto es una gran mentira. El peso del voto es muy diferente dependiendo del lugar (provincia) en el que se esté empadronado. El congreso o los parlamentos autonómicos no representan de forma equitativa ni proporcional el apoyo que han recibido las diferentes opciones. Tiene algo de juego de azar o de complicada estrategia matemática. Importa más el origen geográfico de los votos que se reciben, que su número. Total, la gobernabilidad en manos de minorías concentradas en ciertos lugares. Además, quien alcanza el poder se olvida rápidamente de esta circunstancia y se decanta para gobernar solo para los suyos, sin considerar que disfruta del apoyo directo de una minoría. De hecho, la opción elegida por la mayoría de la población es generalmente la abstención, 8.437.153 personas se abstuvieron de votar el 28 de abril frente a 7.480.755 personas que respaldaron al partido considerado vencedor. Al menos los consejos municipales son más equitativos y lo mismo sucede en las elecciones europeas. Es el efecto circunscripción única que influye mucho más que la ley d’Hont.

Por eso, como miembro del think tank, Intelligent Community Forum (ICF) que ayuda a las comunidades, urbanas o rurales, a utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para crear prosperidad inclusiva, superar los desafíos sociales, mejorar su gobierno y enriquecer la calidad de vida de sus habitantes he preparado un conjunto de artículos ( siete con el presente) que desarrollarán, según mi interpretación personal, los aspectos que este grupo propone para construir comunidades más prósperas, incorporando propuestas concretas para Barcelona y huyendo de los planteamientos utópicos y excesivamente emotivos sobre los que se ha discutido que no argumentado en las pasadas elecciones generales. Son ideas muy positivas sobre cómo construir una sociedad moderna, plural y abierta, y que propongo a conciudadanos y candidatos, con la intención de centrar el debate en los aspectos que impactan de verdad en nuestra calidad de vida.

Por Barcelona entiendo su área metropolitana, no su reducido término municipal gobernado desde la plaza Sant Jaume. Y como área metropolitana debe considerarse su área de influencia real, siendo provocador, al menos una semicircunferencia de 100 Km de radio, aunque se gestione desde múltiples municipios, aspecto que sin duda debería replantearse.

El objetivo debe ser construir no solo ciudades o pueblos que funcionen mejor (Smart Cities), sino lugares donde se viva mejor, donde los ciudadanos, puedan desarrollar todas sus capacidades y prosperar económica y humanamente, donde las empresas creen puestos de trabajo bien remunerados y expandan sus actividades.

Podríamos definir una Smart City, como una ciudad que despliega y utiliza tecnología, principalmente digital, para conseguir que su gestión sea cada día más eficiente. Por ejemplo, para que el tráfico sea más fluido, para reducir la contaminación, mejorar la seguridad, optimizar el coste de los servicios que presta al ciudadano, en definitiva, para que funcione, desde un punto de vista “técnico”, mejor. Con ser este un planteamiento loable, correcto y deseable, me cuestiono si es esto suficiente, si es este el verdadero objetivo final de una comunidad. ¿No deberíamos ser mucho más ambiciosos? 

Por tanto, propondré un enfoque centrado en las personas para construir, gracias a las herramientas tecnológicas, comunidades más habitables. Me preguntaré y preguntaré cómo construir una Barcelona que sea un lugar idóneo para vivir y desarrollarnos como personas.

Desarrollaré cinco aspectos, cinco pilares sobre los que construir una comunidad inteligente:

  1. Infraestructuras (Smart Infraestructures). ¿Disponemos de las infraestructuras que precisamos para nuestro desarrollo? ¿Cuáles debemos afrontar o mejorar?
  2. Talento y trabajadores del conocimiento. (Talent & Knowledge Workforce) ¿Somos una comunidad que prima la educación, que entiende que el aprendizaje no tiene límite, que es infinito? ¿Somos una comunidad que es capaz de crear talento, mantenerlo y atraerlo? ¿Somos una comunidad con fuerza de trabajo preparada, cualificada y dignamente remunerada?
  3. Ecosistema innovador (Innovation Ecosystem). ¿Somos una comunidad innovadora, que investiga, desarrolla e implanta nuevas soluciones más eficientes, que optimizan el uso de los recursos, que no malgasta tiempo ni energía?
  4. Sostenibilidad y Resiliencia (Sustainability & Resiliency) ¿Somos una comunidad sostenible y resiliente, que sabe mantener el legado espiritual, intelectual, cultural material y medioambiental que hemos recibido? ¿Somos una sociedad que sabe resarcirse de las crisis y refundarse?
  5. Equidad e Inclusión (Digital Equality & Inclusion) ¿somos una comunidad con igualdad de oportunidades, entendida como la capacidad de ofrecer a sus ciudadanos el acceso a los medios que precisan para desarrollar sus talentos en beneficio de toda la sociedad?

Y para finalizar, en el último artículo de la serie, comentaré el aspecto clave para desarrollar los cinco citados anteriormente, ¿Cómo debe gobernarse la ciudad para construir una comunidad inteligente? Por qué una comunidad inteligente solo puede serlo si es una comunidad bien gobernada, bien liderada?