Si hay algún o alguna alcaldable que ha puesto la directa de cara a las municipales de mayo de 2023 esa es Elsa Artadi, la líder de JuntsxCat. Este martes, a las 09.00 de la mañana, la exconsellera de la Generalitat estaba junto a los periodistas, policías y bomberos en las puertas del edificio incendiado de la calle de València, 73. Una Artadi muy cercana ha estado un buen rato hablando con la presidenta de la comunidad de vecinos, Iliana. Ataviada con una manta, la mujer ha explicado a Artadi -que la cogía por el antebrazo- los muchos temores que tenían los residentes de que se acabara calando fuego en la finca por las amenazas de la titular del bar en el que se ha originado el siniestro.

Cuando ha dejado el lugar, el equipo de Artadi no ha tardado ni dos horas en pedir explicaciones al gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni. Ha exigido que la próxima semana el consistorio informe en la comisión de Presidencia y Seguridad sobre las denuncias que habían presentado los vecinos y las actuaciones que el gobierno ha hecho en la citada finca. La Guardia Urbana intentó precintar el local la pasada semana, pero el establecimiento estaba cerrado.

El citado es solo un ejemplo de lo que está haciendo la líder de JuntsxCat: pisar la calle, hablar con los ciudadanos, verse con las entidades que tanto tienen que decir y hacen en Barcelona y, por supuesto, intentar poner de su lado al empresariado, harto de la Barcelona del no. Léanlo de otra manera: a más de un año de las elecciones, Artadi ya está picando piedra para intentar conseguir unos buenos resultados electorales. Artadi puede que no sea la próxima alcaldesa de Barcelona -o sí-, pero ha entendido de qué van las próximas municipales: de Barcelona y de echar a Colau de la alcaldía, como dijo ella misma en una entrevista con Metrópoli hace unos días. El resto de temas, incluido el procés, tienen que quedar al margen. Y en esa línea se enmarca su decisión de dejar de ser portavoz de JuntsxCat.

Miren, quien escribe esto jamás ha votado a la antigua CiU ni a JuntsxCat, pero es de justicia reconocer que quien lidera la oposición en Barcelona es Artadi. Y también es la que les saca los colores a Colau y a Collboni. Quizá el ejemplo reciente que mejor retrata esta situación es la crisis que se generó la semana pasada por el intento de compra de unos bajos comerciales con actividad comercial en Les Corts por parte del consistorio. Colau y Collboni pusieron en marcha un programa, Amunt persianes, para reactivar bajos sin actividad comercial. Pero en Les Corts, el ejecutivo local la pifió y quiso hacerse con unos negocios con inquilinos. Como demostró Artadi, el gobierno lo sabía y solo dio marcha atrás cuando el caso se hizo público. Artadi acusó a Collboni de mentir y dijo que los vecinos sufrieron mobbing inmobilario.

Los últimos meses parece que la presencia de Artadi se haya multiplicado. Su equipo de prensa no para de enviar notas y montarle comparecencias públicas para que se haga visible su modelo de ciudad, a la antítesis de Colau. En unas ocasiones tienen más éxito, en otras menos, pero cada vez son más habituales los titulares con el nombre de Artadi. JuntsxCat lideró las protestas políticas por la implantación del sistema de residuos Puerta a puerta en Sant Andreu, que el año pasado puso en pie de guerra al barrio barcelonés. Ha sido el primer partido en ponerse del lado de los vecinos de la ronda de Sant Antoni para quitar la molesta losa, durante años un foco de incivismo. Y ha convertido la movilidad en uno de los pilares de su discurso a sabiendas de que buena parte del debate electoral girará en torno a este tema. Artadi ni quiere superilles, ni tranvíani pacificación de vía Laietana, lo contrario que Colau.

Cuentan que en la lista de JuntsxCat repetirán, probablemente, Neus Munté y Jordi Martí Galbís, un concejal que conoce el Ayuntamiento como la palma de su mano y que formó parte del gobierno de Xavier Trias (2011-2015), la única vez que un partido de centroderecha catalán ha gobernado en Barcelona. De la etapa Trias, Artadi conserva también al jefe de prensa del exalcalde, Òscar Martínez, que de Barcelona y de política municipal sabe un rato. Hace pocos días, Martínez logró más de 2.500 retuits y 5.000 me gusta en Twitter por sacar a la luz que un concejal "comunero y chupi guay" llegó en coche oficial a un barrio del que es edil ejecutivo. Al parecer, dos calles antes del lugar al que se dirigía, se bajó del vehículo y sacó la bici del maletero para llegar pedaleando al acto al que iba. Martínez no dio ningún nombre, pero Eloi Badia se dio por aludido y respondió al ataque para justificarse y reconocer que a veces, seguramente más de las que dicen, los comunes también van en coche.

En las próximas municipales, Barcelona se juega mucho: echar a Colau. Hasta el empresariado de la ciudad reconoce ahora, visto el descalabro existente, que la operación Manuel Valls para dar la alcaldía a Colau para evitar que un independentista -Ernest Maragall- gobernara Barcelona fue una mala idea. Seguramente, con Maragall de alcalde, la gestión hubiera sido más seria y ordenada. En 2023, hay una nueva oportunidad para sacar a Colau del Ayuntamiento. Artadi ya ha puesto la directa y no para de picar piedra. Otros y otras harían bien en tomar nota. Un año pasa rápido, y aunque no lo parezca, las elecciones están a la vuelta de la esquina.