Las elecciones del próximo mes de mayo son importantes. Lo son desde el punto de vista de gobernabilidad de las diferentes ciudades, sin duda, pero en esta contienda nos jugamos todavía más. Nos jugamos el dominio del tablero político de los próximos años. Y hay quienes tienen muy claro que, a partir del próximo mes de mayo necesitan empezar a alterar el statu quo. Por eso estoy convencido de que en el área metropolitana de Barcelona las elecciones de mayo serán cruciales para el futuro de nuestro país. Y no hablo sólo de Barcelona, que es sin duda la guinda del pastel, hablo de aquellas ciudades del área metropolitana conocidas hasta la fecha como el cinturón rojo.

Todo el mundo sabe que los grandes partidos de este país han sobrevivido a los malos momentos gracias a su implementación territorial. No es ningún secreto. De hecho, en la mayor parte del mundo democrático son los municipios los que han mantenido el poder de los grandes partidos. Y cuando los partidos desaparecen, su último reducto es el mundo municipal. En Francia por ejemplo, las ciudades y los pueblos sostienen todavía parte de la estructura de partidos como el Partido Socialista Francés que parece condenado a la desaparición. Las ciudades gobernadas por dicho partido parecen el último destello de una estrella que brilló con fuerza y que parece estar agotada, destinada a convertirse en un agujero negro.

En Cataluña, especialmente en el área metropolitana de Barcelona, el PSC, ha sido incontestable. Su capacidad para gobernar desde lo local ha permitido que año tras año, incluso en los momentos mas complicados para el partido, el dominio socialista sea una realidad. Ahora, con un ciclo positivo para el partido se está en situación de mantener el poder en todo el área con independencia de la realidad que atraviese (o teóricamente atraviese según algunos) el PSOE a nivel nacional. La realidad es que el PSC está fuerte. Así lo recogen todas las encuestas. Y frente a esto, Esquerra Republicana tiene que mover ficha.

EL PAPEL DEL ÁREA METROPOLITANA

Son conscientes de que la gran contienda si quieren gobernar Cataluña tendrá lugar en el área metropolitana. De hecho, más que para gobernar Cataluña, para tener la más mínima oportunidad de hacer realidad su sueño independentista saben que necesitan contar con los históricos feudos del PSC. Y están muy lejos de tener una presencia ganadora en esta zona del mapa catalán.

La estrategia recuerda en cierto modo a la que siguió el partido nacionalista escocés (SNP), que se percató de que debía competir con el Partido Laborista en sus feudos históricos en Escocia. Y lo hicieron con éxito. Una vez derrotado el Partido Laborista en los enclaves importantes de Escocia, todo vino rodado para conseguir el famoso referéndum. Y esto es importante. Evidentemente las diferencias entre el SNP y ERC son muchas, pero a grandes rasgos podemos establecer un paralelismo estratégico que nos es para nada descabellado.

La apuesta de ERC por Rufián en Santa Coloma sólo puede ser debida a esa estrategia. Es evidente que Rufián no será capaz de batir al PSC en Santa Coloma, pero lo que si apuntan todas las encuestas es que Rufián puede conseguir mejor resultado que cualquier otro candidato republicano en dicha localidad.

Rufián y Parlon frente al Ayuntamiento de Santa Coloma / FOTOMONTAJE METRÓPOLI

Rufián y Parlon frente al Ayuntamiento de Santa Coloma / FOTOMONTAJE METRÓPOLI

ERC sabe que no puede ganar el cinturón rojo, pero parece tener claro que quiere plantar batalla. Y eso es una decisión estratégica. A partir de aquí, quienes somos contrarios a las tesis independentistas debemos hacer los deberes.

Lo primero, ser conscientes de la contienda que se acerca. Ser conscientes de que estas contiendas determinarán el futuro de cosas que van mucho más allá que los propios proyectos municipales. El poder territorial es importante para muchas cosas. También para plantear un referéndum.

Pedro Sánchez, entre Jaume Collboni y Miquel Iceta en un acto del PSC / EP

Pedro Sánchez, entre Jaume Collboni y Miquel Iceta en un acto del PSC / EP

Para los más agoreros que se dedican a decir una y otra vez que el siguiente paso de ERC es la consecución de un referéndum acordado con el Gobierno de España, permitidme un par de reflexiones. La primera, para el PSOE sería muy complicado asumir un referéndum de esta índole.

De hecho, el presidente Sánchez lo ha negado con rotundidad. Y el experimento inglés nos deja lecciones importantes. Uno de los acuerdos tras la celebración del referéndum era que no podría volver a celebrarse otro hasta pasados unos cuantos años, sin embargo, los nacionalistas escoceses han encontrado una “buena excusa” para volver a ponerlo sobre la mesa. La segunda lectura, si la intención de ERC es crecer en el área metropolitana será complicado hacerlo mientras tratan de forzar de nuevo un referéndum. Por tanto, me inclino a creer que no veremos un intento de nuevo referéndum ilegal en Cataluña a no ser que las cosas se tuerzan por elementos externos que poco tengan que ver con la estrategia de ERC.

Frente a esta realidad es importante que quienes ostentan el poder en el área metropolitana sean capaces de dar un salto adelante en el concepto de la conocida gran Barcelona. Hay proyectos que deben volver a repensarse. Los compartimentos estancos no tienen sentido. Proyectos pensados en clave Besós por poner un ejemplo serán muy relevantes en los próximos años. Los distritos que colindan con Sant Adriá del Besós y con Badalona deben ser capaces de imaginar proyectos conjuntos que trasciendan las fronteras administrativas. Los grandes retos deberán ser abordados de forma conjunta, y en todo esto, Barcelona debe ejercer un papel de liderazgo importante.

Para hacerlo posible necesitamos líderes capaces de entender de verdad la potencia del área metropolitana. Líderes con visión pero sobre todo con voluntad de gobernar por y para la gente, no con la voluntad de usar a los municipios que gobiernan como herramientas de un supuesto bien superior, en este caso, la independencia.