Si algo dejó claro la COP-25, celebrada el pasado diciembre en Madrid, es que hay que volver a dimensionar las medidas para hacer frente a la emergencia climática. Para empezar, será necesario ampliar los acuerdos de París porque los compromisos adquiridos hasta ahora no son suficientes para evitar un calentamiento global con graves consecuencias en la próxima década. Necesitamos ser más ambiciosos y avanzar más rápido.

Para Barcelona, la COP-25 de Madrid fue una oportunidad para mostrar las actuaciones de innovación urbana que ya hemos implantado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y poner sobre la mesa el papel determinante de las ciudades en la lucha contra el cambio climático. También tuvimos la oportunidad de destacar la importancia de llevar a cabo estrategias de mitigación y adaptación en línea con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los ODS, más conocidos como Agenda 2030, son el resultado del compromiso que en 2015 firmaron 193 países para seguir un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Se trata de un acuerdo global que interpela a todos los países por igual, sin distinción por su desarrollo económico o social. Además, el plan reconoce que buena parte de su éxito depende de la implicación y participación de las ciudades, dado que buena parte de los objetivos dependen de fenómenos locales como la contaminación generada por las aglomeraciones de tráfico, el consumo de energía o las desigualdades urbanas. Por último, se trata de una agenda que incentiva las alianzas entre los distintos actores sociales, interpelando a los actores privados para formar parte de ella.

Será necesario tener los ODS en mente cuando debamos tomar decisiones sobre cualquier política pública y asegurar que cualquier actuación alcanza el máximo número posible de objetivos, sin perjudicar ninguno. Así, cuando hablemos de cambio climático en nuestra ciudad, no olvidaremos que todo aquello que hagamos para revertirlo tiene ahora un nuevo prisma: a los retos ambientales se les deben sumar las vertientes social y económica, y para integrar las tres dimensiones deberemos romper inercias e impulsar políticas innovadoras.

Un ejemplo de actualidad es la Zona de Bajas Emisiones del Área Metropolitana de Barcelona. Esta medida debe permitir una reducción del impacto negativo sobre el medio ambiente que generamos como metrópolis y a su vez una mejora de la calidad del aire que respiramos en la propia ciudad. Un paso necesario que se está implementando con todos los ajustes necesarios para adaptarse a los diferentes colectivos afectados.

No partimos de cero en este camino hacia el horizonte 2030. En su momento Barcelona ya lideró de forma exitosa la implantación de la Agenda 21 local y se comprometió con los Objetivos del Milenio. Desde entonces, la ciudad ha impulsado políticas valientes e innovadoras, comprometidas con el medio ambiente y con el bienestar de las personas. Pero Naciones Unidas pide más. Y lo hace con la fuerza que supone un gran consenso mundial como es la Agenda 2030. Y con la COP-25 Naciones Unidas nos recordó que hace falta hacer más y mejor.

Barcelona tiene que estar preparada para estas exigencias, por eso estamos convencidos que la Agenda 2030 es la hoja de ruta que debe marcar las prioridades en la próxima década. Desde el gobierno municipal hemos iniciado el mandato con un mensaje claro: en Barcelona trabajaremos para poder cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible porque creemos que es la forma de avanzar hacia un desarrollo ambiental, económica y socialmente sostenible.

Pero no solo nos hemos comprometido en el plano institucional, sino que ya hemos pasado a la acción: el Programa de Acción Municipal del mandato identificará todas las actuaciones con los ODS; y el próximo año 2020, Barcelona tendrá un presupuesto municipal alineado con los 17 ODS. Esto quiere decir que buena parte de las partidas del gasto municipal tendrán identificados los ODS a los que contribuyen.

También monitorizaremos la acción de gobierno en términos de Agenda 2030. A partir del resultado de esta monitorización o examen voluntario deberemos estar preparados para avanzar aún más si vemos que no estamos progresando adecuadamente en algunas áreas para alcanzar los ODS.

A algunos les puede parecer poco, pero la acción transversal, el empuje y la coordinación de las políticas municipales que contribuyen a alcanzar la Agenda 2030 es la mejor herramienta que tenemos para encarar la próxima década con posibilidades de contribuir de forma real, como ciudad, al desarrollo sostenible del planeta.

Algo relevante que pone de manifiesto la Agenda 2030 es la necesidad de tejer alianzas para conseguir cumplir con los ODS. En este sentido, es un orgullo liderar el área de relaciones internacionales en el Ayuntamiento de Barcelona, y poder encarar estas alianzas a lo que realmente importa: generar entornos de cooperación con organismos multilaterales, con distintos países de nuestro entorno, con el resto de gobiernos locales, también desde redes internacionales de ciudades, para compartir esta lucha contra el cambio climático y esta carrera hacia el año 2030.

En este sentido, el reciente anuncio de que Barcelona será la representante de las ciudades en Naciones Unidas es un importante paso adelante, pues nos permitirá defender los intereses del mundo local y defender nuestro papel en la consecución de los ODS. A ello hay que sumarle que seguimos contando con el empuje del Gobierno de Pedro Sánchez, que después de hacer un gran trabajo a través de la Alta Comisionada por la Agenda 2030, Cristina Gallach, ahora ha dado un paso más asignando el seguimiento de los ODS a una vicepresidencia del nuevo gabinete progresista.

Pero igual o más importantes son las alianzas con el tejido social: con los ciudadanos, las entidades y las empresas de Barcelona. Estamos ante un reto compartido. Por eso Barcelona tiene que crear una alianza propia, de toda la sociedad barcelonesa, para alcanzar conjuntamente la Agenda 2030.

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Laia Bonet es concejal del Ayuntamiento de Barcelona por el PSC y tercera teniente de alcalde. Dirige el área de Agenda 2030, Transición Digital, Deportes y Coordinación Territorial Metropolitana