Escribir sobre pactos en Barcelona puede ser más sencillo de lo que parece. No tanto pensando en las combinaciones sino en las ambiciones personales de los candidatos. Descartados, simplemente, por los números otros posibles alcaldes que no sean la terna Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni, las combinaciones son simples.

Opción primera pacto Maragall y Colau, con alcalde Maragall. Opción segunda Maragall en solitario. Opción tercera, creemos descartada ya, pacto Maragall y Collboni. Y opción cuarta pacto Colau y Collboni, con apoyo de Valls, y teóricamente con alcaldía de Colau, la más votada y con más actas de concejal.

Hemos escrito teóricamente porque en Barcelona, por ende en Cataluña, la realidad acostumbra mucho a distar de la teoría. Justificar que Colau diera a Collboni la alcaldía teniendo dos concejales más suena extraño. Aunque, ¿qué pasaría si Collboni tuviera un concejal más que el partido de Colau? ¿Es eso posible?.

Dentro de Barcelona en Comu, el partido de Ada Colau, hay dos almas. Una pura independentista liderada por el diputado en Madrid Jaume Asens, y una podríamos decir más práctica, sin líder conocido. Colau, como siempre, responde sólo a sus intereses personales. Esa dicotomía podría resquebrajarse en dos tendencias opuestas en caso de progresar una negociación con Collboni con el apoyo de Valls. Incluso ese partido podría deshacerse en dos bandos, por un lado los independentistas, pongamos que fueran tres, y por otro lado los fieles a un cargo, pongamos que sean siete. En medio, los que entre lágrimas, dejarían el acta aduciendo que han hecho todo lo posible por gobernar la ciudad pero no la han dejado --firme candidata Ada Colau--.

En esa combinación que nos gusta explicar para que quien quiera esté avisado, los restos del partido de Colau ya no serían 10, sino 7. Pasarían justo a ser la tercera fuerza debajo de Collboni, pero casualmente sumarían con el PSC y Valls la mayoría de 21 concejales para gobernar. La pobre Colau, sin trabajo, sería recompensada en Madrid con un Ministerio como independiente en el Gobierno de Sánchez. Total, a ella nunca le ha importado Barcelona, y su imagen de haber luchado hasta el final quedaría limpia.

Una ministra Colau, un alcalde socialista, y el independentismo fuera de la capital de Cataluña. Quizás, al final, Pedro Sánchez confirma que se alía con quien tenga necesidad de cargos o dinero. Un día el independentismo, otro día la extrema izquierda radical. Que Colau sea Ministra de Sánchez a cambio de regalar la alcaldía de Barcelona a Collboni, incluso destruyendo su partido, debería ser objeto de un buen análisis. Seguramente no político sino psiquiátrico de los personajes que viven del dinero público en España.