Señor Almeida, nos deja en carne viva. Usted habla de Barcelona cuando debería hablar del populismo que lidera el gobierno municipal. Este temporal fracaso no viene del barcelonismo sino de un mandato ideológico que ha fracasado por completo. 

Los barceloneses y barcelonesas no escogimos esta opción, ni de lejos. Hemos sido las víctimas de una operación orquestada con intereses completamente distintos a nuestra queridísima ciudad y sus gentes. Los barceloneses y las barcelonesas no decidimos perder el Four Seasons ni otros tantos proyectos que hoy triunfan en otras ciudades. 

Me permito sugerirle que se preocupe de su ciudad y sus vecinos porque de nuestros problemas ya nos encargamos los de aquí. Además, el fin de nuestro problema tiene fecha de caducidad y se llama mayo del 2023. Agéndelo. Ada Colau nos deja como bandera la pobreza y la desigualdad como su legado. Será recordada como la peor alcaldesa en democracia, sin paliativos. Una ciudad que carece de vivienda para sus jóvenes y tritura la iniciativa privada sólo puede esperar el desastre. Es cuestión de tiempo. 

Ya sabemos todos que Madrid ha sido la gran beneficiada de todo este despropósito, pero es más elegante e inteligente no restregarlo. No se preocupe tanto de lo que ha pasado sino de lo que sucederá en unos meses. Y es que Barcelona volverá a encender sus motores que rugirán en todo el mundo. 

Somos la inquebrantable Barcelona y nos hacemos más fuertes cada vez que nos levantamos. Antes de lo que usted piensa, seremos la gran capital de la Unión Europea. Lo firmo, de mi puño y letra.