Pese a que el congreso de esta semana sustenta su gran éxito en que es World (mundial), en que atrae a empresas y expertos de todo el planeta para intercambien ideas y conocimientos y desarrollar oportunidades de negocio sin límites geográficos, aquí hay todavía demasiados conciudanos y políticos nuestros empeñados en convertirlo en local.

El conocido refrán de que la ropa sucia se lava en casa, de nuevo este año no se ha aplicado y se ha intentado otra vez, con muy escaso éxito para ser justos, airear y mostrar nuestras míseras al resto del planeta sin entender que estos asuntos a los miles de congresistas no les interesan lo más mínimo y además no quieren ni pueden distraerse de su objetivo principal, hacer negocios y crear prosperidad. Han invertido mucho tiempo y dinero.

La alcaldesa y el president han tenido que hacer numeritos con el protocolo en clave interna y provinciana, tanto en la cena de gala como en la inauguración del congreso. Continúan sin aprender a comportarse con la dignidad que merece el cargo institucional que ocupan. Se es alcalde o president de todos los ciudadanos, y no solo de la ínfima parte, sobre el censo, que directamente los han votado. Deberían entender que ha optado directamente por ellos una minoría, aunque sea la mayoritaria de entre todas las minorías. Tal vez con un sistema a doble vuelta al menos podrían decir que fueron elegidos por la mayoría como opción menos mala. Siguen imbuidos en una dinámica local, cerrada al futuro, analógica. Me remito de nuevo a la nefasta decisión sobre las VTC, que al parecer es además anticonstitucional. Hacer cosas anticonstitucionales parece que es lo único que motiva a los actuales gestores de la Generalitat.

En el IESE, una escuela de negocios de proyección global, se ovacionaba al Rey en la entrega del premio Reino de España a la trayectoria empresarial a Don Mariano Puig, sin la presencia ni de la alcaldesa ni del president.

Los señores del metro también nos hicieron ir más apretados de lo habitual en hora punta, tanto a los ciudadanos de Barcelona como a los congresistas, sin que se sepa hayan obtenido nada a cambio.

Una congresista argentina, me comentaba asombrada, que la habían molestado explicándole que Catalunya estaba reprimida. No salía de su asombro. Por supuesto, entendió enseguida que iluminados los hay en todas partes, están uniformemente distribuidos a lo largo del planeta.

Debe ser que las casualidades las carga el diablo, pero las dos veces que pase por delante del stand del Barcelona Mobile Capital estaban efectuando presentaciones en catalán, por cierto, con gran éxito de público, imagino que local, aunque no debe descartarse que algún visitante extranjero absolutamente agotado, se sentara allí y se tragara lo que le echaran. Creo que teniendo 361 días al año para reunirnos los de aquí, en catalán, y con el prohibitivo precio de las entradas al congreso, lo que tocaba, en mi opinión, era por parte de los ponentes tratar de promover Barcelona y de atraer inversiones y por parte de los asistentes esforzarse en buscar clientes o contactos internacionales durante los 4 días que dura el evento, 4 días sobre 365 días para pensar en global y en inglés. Me parece una actuación más inteligente, aunque eso sí más difícil y menos confortable. Hablar en otro idioma agota.

Mientras, en el stand de una reconocida consultora se preguntaban, lo tenían imprimido en la pared, si en un futuro próximo seriamos o nos sentiríamos más ciudadanos de una ciudad que de una nación. Mi respuesta es que por supuesto triunfarán las ciudades y nuestro sentido de pertenencia se concretara en la ciudad donde vivamos y nos desarrollemos como personas. Ya hemos entrado en la era de las ciudades globales. El futuro debe ser la Barcelona metropolitana que juega en la liga de las grandes ciudades del planeta. Una Barcelona, que no puede quedarse comprimida dentro de su diminuto término municipal. Una ciudad que además de crear talento, sea capaz de mantenerlo y atraerlo. Una Barcelona polo de innovación y creatividad que sepa sacar partido de verdad, con creación de empresas y puestos de trabajo cualificados, de eventos como el Mobile World Congress. Esta es sin duda la gran asignatura pendiente y reto de verdad de la Barcelona Mobile Capital. No sirve solo ser el centro de atención durante 4 días. Hay que ser un centro de atracción durante todo el año. Hay que pensar a lo grande y no en local. Enterremos el Mobile Local Congress y aprovechémonos del Mobile World Congress como una oportunidad de creación de riqueza y prosperidad.