Acaba 2022 y todo está preparado para la gran batalla municipal. Los comunes intentando mantener Barcelona porque prácticamente han perdido todo su poder. Los socialistas dispuestos a recuperar la capital catalana y, por ende, mantener la Diputación de Barcelona. Junts per Catalunya intentando revalidarse como partido con más ayuntamientos, aunque las deserciones a marcas blancas --Impulsem Lleida es un ejemplo-- se lo van a poner difícil. El PP continua desaparecido. De hecho, todavía no tiene candidato por Barcelona, a diferencia de VOX, que sí lo tiene aunque ha perdido fuelle en estos meses. Y ERC, que como Napoleón se abre todos los frentes. Quiere ganar Barcelona y hacer una muesca en las filas socialistas en el área metropolitana y quiere ser el partido con más alcaldías para seguir ahogando a Junts.

Con estos objetivos, los republicanos explican a todo el que les quiere oír que Ernest Maragall es muy querido por las bases y que electoralmente goza de buena salud. De hecho, lo presentan en plena forma comparándolo con Xavier Trias. No creo que defender Guatemala y Guatepeor sea un gran argumento, sinceramente. Pero denigrar a Trias es evitar un buen resultado de Junts en Barcelona, fundamental y básico para evitar que Junts sea fundamental para controlar la Diputación. Lo hacen al tiempo que miman a Ada Colau con la que aspiran a gobernar Barcelona, preferiblemente con Maragall de alcalde pero no le hacen ascos a lo contrario, y con la que aspiran a conquistar la Diputación. Quizá también por esto, los republicanos son los mayores defensores de Jordi Ballart en Terrassa, al que auguran una victoria aplastante. Saben que su candidata no puede aspirar a la alcaldía pero si Ballart la revalida volvería a tener un diputado en la Diputación, curiosamente asesorado por el marido del alcalde -qué diría Ballart si este caso de nepotismo familiar lo protagonizara otro partido-, clave para la conquista del ente supramunicipal.

Como colofón a este argumentario toca desprestigiar a Jaume Collboni al que no le dan bola. Ni siquiera aceptan que el candidato socialista pueda ganar. Al día siguiente de que me contaran su película salió una encuesta que daba al PSC siete puntos de ventaja sobre sus competidores. No puedo menos que enviar a mis interlocutores un mensaje: druidas, que sois unos druidas.

ERC ha presentado candidatos de postín en Barcelona. Gabriel Rufián es el mejor ejemplo. Saben de sobra que no desbancará a Núria Parlon, pero si dobla resultados sería importante para el objetivo de tumbar la coalición de PSC y Junts en la Diputación. Este es su objetivo. Aumentar la representación en el área metropolitana para tumbar al PSC y acabar ahogando a Junts, que en las últimas municipales se convirtió en un zombi metropolitano desapareciendo su representación en poblaciones como Santa Coloma o L'Hospitalet, por poner solo dos ejemplos.

Los republicanos centran todos sus esfuerzos en el objetivo de la Diputación para batir a sus dos grandes adversarios sabedores que ni en Lleida ni en Tarragona van a mantener las dos capitales, y que una vez roto el frente independentista que propició alcanzar muchas alcaldías en el territorio estas pueden acabar de nuevo en manos socialistas, simplemente porque Junts ha vivido el abrazo del oso en muchas alcaldías, donde auparon al candidato de ERC y donde han desaparecido de la gestión municipal.

Durante esta legislatura, ERC ha sido cainita con Junts, o el PDECat, por su pacto en la Diputación, un ente fundamental en las inversiones de cientos de poblaciones que necesitan del aparato de la “diba” para cuestiones cotidianas. Desde una biblioteca a arreglar la carretera local, porque muchos consistorios no tienen el músculo suficiente para afrontarlas. Con la “diba” sí, y con la Diputación ERC quiere dar un paso de gigante en la provincia de Barcelona donde los socialistas son sus grandes adversarios y los que les impiden aumentar su presencia. Esa es la gran batalla de las municipales. Objetivo: Diputación de Barcelona.