Al pasear por Barcelona, todavía podemos observar algunas de las consecuencias provocadas por los disturbios que se produjeron en la ciudad tras la sentencia del 1-O. A pesar del gran trabajo de los servicios de limpieza, en muchas calles todavía falta reponer contenedores quemados o adoquines sustraídos por los violentos. Pero uno de los signos que destacan en este tipo de protestas son las pintadas de carácter ideológico. Desde lazos amarillos a lemas separatistas como 'libertad presos políticos', además de insultos y amenazas.

Por eso, es necesario aumentar la efectividad de limpieza de pintadas, carteles y adhesivos que ensucian las paredes, puertas y mobiliario urbano, en especial los ofensivos o de contenido político. El Ayuntamiento asegura que la limpieza de pintadas ofensivas se realiza en 24 horas, pero lamentablemente todavía podemos ver por varias paredes de la ciudad la leyenda ACAB (All Cops Are Bastards – Todo los policías son unos bastardos), lema muy común entre los antisistema radicales para atacar a la policía.

La pintadas ideológicas, sumadas a las realizadas en muchos casos por intentos de graffiteros, nos dejan unas calles con una imagen sucia y dejada, que perjudican la imagen de Barcelona. Puertas históricas, monumentos, fuentes, contadores de luz, iglesias, escaparates... todos manchados por la pintura del spray. Un problema que se extiende por toda la ciudad y que además deja una factura millonaria de limpieza anual de más de cuatro millones de euros. Cifra que se dobla en el metro, ya que la factura asciende a los 10 millones. Un dato: solo en 2018 los agentes de la Guardia Urbana pillaron a un grafitero cada día.

Desde el Partido Popular creemos necesario dar respuesta aquellos vecinos y comerciantes que pagan impuestos pero no reciben los servicios necesarios. Los particulares no merecen ser víctimas del incivismo. Por eso, proponemos en el Pleno municipal que la nueva contrata de limpieza de pintadas, incluya a los comercios y viviendas particulares, ya que las persianas y puertas son parte de la calles y el Ayuntamiento debe trabajar para tener una Barcelona limpia. Además, el consistorio debe realizar un informe trimestral sobre pintadas para conocer la realidad del grado de actuación y perseguir a los incívicos que no pagan las multas por incumplimiento de la ordenanza. Un ejemplo claro de incivismo es la CUP. Utiliza adhesivos de propaganda electoral en farolas y paredes que a pesar de su contenido político no se elimina con la rapidez que asegura el Ayuntamiento. Es por eso que proponemos que los agentes cívicos colaboren en la denuncia de estas acciones, identificando a los autores para reclamar el coste de la acción incívica. Esta claro que si eres incívico, ¡te toca pagarlo!