El Rey volvió a demostrar en el homenaje a las víctimas del Covid-19 que es la figura que nos une a todos. En un discurso ejemplar, lleno de solemnidad y emoción, dio un mensaje de duelo y de confianza, para salir más fuertes que nunca de este duro momento histórico que nos ha tocado vivir. Su Majestad El Rey dijo que tenemos que superar esta crisis con mucho respeto y sobre todo con entendimiento. La unión en estos tiempos es la mejor solución para los problemas políticos y sociales. La concordia que tanto ha faltado en Cataluña desde que los dueños del procés decidieron empezar una campaña de odio hacia todo aquél que se sentía español y catalán, han hecho demasiado daño, que aún estamos pagando.

La quema de fotos del Rey y los ya recurrentes discursos de odio, no deja de ser una señal que la herida en Cataluña continúa abierta, que los fanáticos supremacistas siguen con su objetivo de romper Cataluña y romper España. De hecho, este acto me ha hecho recordar lo que sufrí el día que el Rey visitó Barcelona y se me amenazó y se me escupió en medio de la calle por el simple hecho de sentirme orgulloso de España, porque justamente soy catalán por ser español. No consigo entender cómo se puede abanderar la libertad cuando impiden mi derecho de libre movilidad y desplazarme donde yo quiera y que un ciudadano tan catalán como ellos pueda libremente asistir a un acto de la Casa Real en el Palacio de Congresos. La cultura del odio solo produce dolor, y yo no quiero que los catalanes nos odiemos entre nosotros, porque juntos seremos mucho mejor como sociedad. Por eso ¡Seny, seny, seny!.

No es la primera vez que lo digo, el PP es el único partido capaz de sacar a España adelante, como lo ha demostrado antes y lo sabrá hacer cuando toque, porque tiene un proyecto abierto a la sociedad para reconstruir lo que está destruyendo este Gobierno de coalición, que encima estos días ha atacado sin cesar al jefe de Estado. No se han cansado de verter infamias contra la Casa Real, especialmente la izquierda radical con carteras de ministros. No se puede ser vicepresidente de España y estar en contra de la principal institución de nuestro país, la que nos vertebra y la que nos da mejores garantías para defender nuestra democracia.