Carles Campuzano

El flamante consejero de Derechos Sociales de la Generalitat, Carles Campuzano i Canadès, ha metido la pata a fondo y se ve obligado a comparecer en el Parlament para explicar si vinculó la inversión de una nueva residencia de ancianos a que Gabriel Rufián y ERC ganen las elecciones municipales en Santa Coloma de Gramenet. Como aquellos caciques decimonónicos y posteriores que prometían puentes para pasar ríos hasta allí donde no había ni arroyos, Campuzano demuestra por qué su único trabajo conocido es la política.

Abogado y concejal de bajo perfil en Vilanova i la Geltrú, militó en Convergència (CDC), se pasó al PDeCat y ahora pone al servicio de ERC para lo que Aragonés o Junqueras quieran disponer. Dispuesto a hacer méritos, se le ha ido la mano a la hora de agradar a sus superiores. Y para ello ha sacado a relucir lo peor de CDC y de ERC, que fue, es y será su caciquismo. Con más tiempo politizando en las Cortes de España que en Catalunya, fue uno de aquellos diputados catalanes que hablaban castellano correctamente.

Su nuevo currículum oficial destaca como primer mérito que dirigió la Federación Catalana de Discapacidad Intelectual (Dincat), loable actividad que le aportó experiencia y conocimientos en lo que a incapacidades políticas se refiere. También resulta curioso que, formando parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, fuese observador internacional en procesos electorales internacionales, y ahora se inmiscuya en las elecciones de Santa Coloma de Gramenet prometiendo lo que ya estaba prometido.