David Bondia

El doctor y profesor David Bondia es el Síndic de Greuges de Barcelona que ha propuesto crear botellódromos para defender el derecho a pillar turcas masivas con molestias, suciedades, incivismos y posibles delitos sexuales. En un lavado de su biografía, dicen sus alumnos que: “es un señor super-pacifista, que no suele pontificar, sino que comienza las clases planteando preguntas y luego establece un debate general”. Es decir, el típico funcionario gris que en lugar de impartir docencia monta debates para que los alumnos hagan su faena. Arquetipo de profe guay y enrollado, es de los que desconocen la corbata e imparten clase en el césped o el bar cuando llega el buen tiempo.

Poco dado al trabajo, en su expediente académico de la Universidad de Barcelona sólo constan dos libros, y en castellano. Y en su biografía personal, otros ocho también en la lengua del Estado opresor español al que denunció ante el Tribunal de Estrasburgo por la cosa catalana. Fracasó. Colega de Jaume Asens, letrado de prestigio bajo cero entre los juristas barceloneses, pasó por el turbio Observatorio Desc, que apoyó su candidatura a la Sindicatura. Allí conspiró con Colau y esposo, Pisarello y esposa y Badía y señora, entre más estrellas comuneras. Asens defendió al asesino Rodrigo Lanza, y Bondia solicitó el derecho a la presunción de inocencia del psicópata. Fue condenado.

Sin experiencia en actividades privadas, ha vivido del Estado y del activismo en el Institut de Drets Humans de Catalunya y otras oenegés. Su arte de trepar deshonra la herencia que dejaron en la presidencia de la entidad sus antecesores Eugenio Gay, Victoria Abellán y José Manuel Bandrés. Topo de Asens y Colau en la Sindicatura, finge que no será político. Quizá por el síndrome de abstinencia de la política, ahora le ha dado por el botellón.