Después de 10 años de obras, (parece que) ya se sabe cómo quedará el Mercat de Sant Antoni. El Gobierno municipal ha presentado este miércoles a los vecinos y comerciantes el futuro ilustrado de la emblemática instalación. Imágenes virtuales que, sorprendentemente, irán más allá del forjado del siglo XIX. La maquinaria saldrá del interior del recinto y pacificará las calles adyacentes de Comte Borrell (entre Floridablanca y Manso) y Tamarit (entre Comte Urgell y Viladomat). Toda una apuesta a favor de los vecinos que dará como resultado la creación de una nueva plaza de 2.000 metros cuadrados en la confluencia de ambos viales.
NO SE SABE CUÁNTO COSTARÁ
En 2009 la obra se cerró con un presupuesto de 60 millones de euros. Una partida que, tras las distintas modificaciones del proyecto y los hallazgos arqueológicos, se ha ido disparando hasta el punto que ni la misma regidora de Mercados, Montserrat Ballarín, controla la cifra. Según fuentes próximas al proyecto, la suma total de las facturas puede rondar los 80 millones de euros. Cantidad similar a la del polémico túnel de les Glòries.
A pesar de esta falta de concreción/conocimiento económico, el segundo mercado más grande de Barcelona (solo por detrás del de la Boqueria) prevé abrir sus puertas el próximo mes de abril de 2018. Una inauguración que se hará simultáneamente a la de sus entornos. Estos, más verdes y de plataforma única, permitirán que los carros de la compra terminen desplazando a los coches de quienes simplemente cruzan la manzana. Ahora bien, para no asustar al personal, se ha de recordar que la pacificación no significa una peatonalización total. Los vecinos de la zona podrán continuar accediendo a sus parkings residenciales, aunque a velocidad más moderada.
MINIMALISMO URBANO
Para que todo transeúnte pueda contemplar la fachada (hasta ahora escondida parcialmente por otros equipamientos), el futuro mercado dominical adaptará su estructura al minimalismo y a la luz solar. Si bien el mercado de los libros estará distribuido por las cuatro aceras, resulta curioso que la carpa que se emplace en la calle de Comte d'Urgell sea retráctil, para así no interferir lo más mínimo en el espacio público. Tal como apuntan des del Institut Municipal de Mercats de Barcelona, se contratará a una empresa del norte de Europa, especializada en este tipo de materiales, con tal que el inovador sistema no se estropee a las primeras de cambio.
En la ampliación del proyecto el Ayuntamiento también prevé dotar a la instalación gastronómica de un aula de cocina comunitaria de 96 metros cuadrados, un espacio para jóvenes y espacios para ensayar con instrumentos de música. Además, algunos espacios comunes se destinarán a exposiciones y pequeños actos, que, en muchos casos, seguramente estarán relacionados con las entidades que gestionarán el despacho de este equipamiento.
Según ha explicado Ballarín, a día de hoy la obra del edificio está muy avanzada, aunque las semanas de retraso que acumula se deben a que el proyecto se haya vuelto más ambicioso. De hecho, tampoco hay que perder de vista los imprevistos que han ido surgiendo. En total, en el mercado se instalarán 300 negocios y prácticamente todas las paradas ya están adjudicadas. Un número inferior al de hace años atrás, pero que se justifica por el hecho que los nuevos establecimientos tendrán entre 8 y 10 metros de largo (bastante má que años atrás). Por lo tanto, menos negocios, pero mucho más grandes.