Imagen del pasaje de Frígola en el distrito de Gràcia

Imagen del pasaje de Frígola en el distrito de Gràcia

Vivir en Barcelona

La conquista del pasaje Frígola

Un plan de urbanismo preveía hasta enero de 2022 la construcción de 16 viviendas de protección oficial y la apertura de un vial para conectar con la calle de Cardener

18 noviembre, 2022 00:00

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Haberlos, los hay, pero Gràcia no es un barrio que atraiga a turistas en masa por sus monumentos. Tampoco es un barrio que destaque por sus parques y espacios verdes, pero eso sí, tiene rincones con mucho encanto donde perderse y convertirse en turista de barrio. 

Uno de esos lugares especiales, que rezuma esencia gracienca es el pasaje de Frígola. No es más que un sencillo callejón situado muy cerca de la plaza de Lesseps que nace en la calle de Verdi y tiene salida solo a través de los Jardins del Mestre Balcells. Una callejuela de casas antiguas, casi una postal de la Gràcia de antaño, que guarda a buen recaudo un par de casas catalogadas y alguna que otra en vías de conseguirlo. 

EXPROPIACIÓN

Y pensar que, hasta enero de 2022, este pasaje que rinde homenaje al compositor de Castelló d’Empúries, Bonaventura Frígola i Frígola, estuvo a punto de desaparecer… El callejón consiguió la absolución después de meses de reivindicaciones vecinales que solicitaban a gritos la paralización de la ejecución de una expropiación prevista en los años 70 y que tenía como finalidad construir dieciséis viviendas de protección oficial. 

El plan inicial preveía la construcción de 16 viviendas y la apertura de un vial para conectar esta callejuela con la calle de Cardener. Y todo ello al absurdo precio de desahuciar a 14 familias y construir un túnel estrecho de unos 37 metros de largo por debajo del último edificio del pasaje, llevándose también por delante el local situado en los bajos, que funciona como centro cultural.

UN RINCÓN ESPECIAL EN GRÀCIA

Casi un año después de su absolución, este callejón que mantuvo a los vecinos en pie de guerra, ha recuperado la normalidad. Las fachadas vuelven a lucir al sol sin pancartas en los balcones reclamando la paralización de su ejecución y en el ambiente vuelve a respirarse tranquilidad y calma. El pasaje de Frígola vuelve a ser un rincón con encanto, esa postal de una Gràcia de antaño en la que el tiempo se ha detenido

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