El pasaje de Llopis, en Horta / INMA SANTOS HERRERA

El pasaje de Llopis, en Horta / INMA SANTOS HERRERA

Vivir en Barcelona

El pasaje llamado Llopis

No es más que un pasillo de casitas bajas con huerto trasero, al que se accede a través de una reja desde la calle del Marquès de Foronda, y aunque tiene placa, no existe en el Nomenclátor

18 septiembre, 2022 00:00

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Hay pasajes para comunicar una calle con otra o para dar acceso a diversas viviendas; algunos son fruto de un desorden urbanístico y otros, reminiscencias de antiguas tierras agrícolas urbanizadas. El caso es que estas vías secundarias tendían a formar una especie de ecosistema vecinal que con los años se ha ido desdibujado, pero que contribuyen a explicar e interpretar el paisaje y el entorno. 

Pasajes encontramos por toda Barcelona, y la zona de Horta no es una excepción. A saber: el pasaje de Sigüenza, de Calafell, de Lugo, de Mari, d’Espiells, de Gabarnet, de Vila Rossell, de Capdevila, de les Palmeres, de la Galla, d’Aristòtil, de Peris Mencheta, de Guardiola, Grau… o el de Llopis. Y de este último precisamente es del que me gustaría hablar. 

DESDE LA CALLE DEL MARQUÈS DE FORONDA

Estrecho y discreto, el pasaje de Llopis es poco más que un pasillito, al que se accede a través de una reja desde la calle del Marquès de Foronda. Un remanso de paz donde se alinean humildemente un grupo de casitas bajas muy sencillas, de una sola planta, cada una con su huerto orientado al otro lado del pasaje. Nada de lujos ni ostentaciones más allá de alguna cenefa decorativa de cerámica en alguna de las fachadas. Nada que ver con las residencias de verano modernistas que la burguesía barcelonesa de finales del XIX y principios del XX se hizo construir en esta zona. 

No, en este rinconcito de Horta, lejos del mundanal ruido, se respira olor a pueblo, a tardes de tertulia a la fresca con la silla en la puerta y corrillo de mayores mientras los niños corretean y enredan con sus juegos arriba y abajo. Olor a puchero en el fuego y a tierra húmeda recién regada en el huerto trasero. Olor a recuerdos de otro tiempo, a otra Horta lejana...

NO EXISTE EN GOOGLE MAPS

Y, claro, una se va con todas esas imágenes en la cabeza por donde ha venido, algo desubicada, con la sensación de haber encontrado un tesoro por casualidad. Lo archivas en pendientes para explicarlo algún día y, de repente, cuando intentas recuperarlo, al cabo del tiempo, los detalles se han ido borrando, así que la única solución es volver. Y es entonces cuando descubres que el pasaje de Llopis no existe ni en Google Maps ni en el Nomenclátor de Barcelona. Pero sabes que no lo has soñado y lo tienes que explicar.

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