Vista general del pasaje de Mulet de Sarrià-Sant Gervasi / INMA SANTOS

Vista general del pasaje de Mulet de Sarrià-Sant Gervasi / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

Pasaje Mulet: un rincón ‘a la inglesa’

En 1867, Antoni Mulet i Orfila compró una parte de la finca de Can Regàs para construir una veintena con patio trasero y jardín delantero

15 febrero, 2022 00:00

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Una de las mejores recompensas de recorrer la ciudad es descubrir rincones únicos, sobre todo, si te permiten durante unos minutos viajar en el tiempo y trasladarte a una Barcelona perdida, con un concepto de ciudad que poco tiene que ver con la actual. El pasaje de Mulet es uno de esos hallazgos, un pedacito de terreno donde aún late algo de la esencia barcelonesa del siglo XIX.

No es más que un pequeño vial de apenas 100 metros que une la calle de Saragossa con la de Vallirana y, como en el caso del pasaje de Sant Felip, queda delimitado por dos verjas, una en cada extremo, que suelen estar cerradas.

MOMENTO POLÍTICO COMPLICADO

En esta zona del barrio se encontraba la finca de Can Regàs, cuya urbanización aprobó, en 1867, el Ayuntamiento de Sant Gervasi de Cassoles. Un año después, Antoni Mulet i Orfila compró una parte de la propiedad que daba a las actuales calles Saragossa y Vallirana. Abrió un pasaje central y llevó a cabo la construcción de una veintena de casas de estilo inglés, con un patio detrás y un pequeño jardín delantero.

No le resultó nada fácil venderlas, en un momento político complicado, marcado por la Revolución de Septiembre de 1868. Pero logró colocarlas todas, ya fuera a través de la venta o del alquiler.

PATRIMONIO DE BARCELONA

Algunas casas se derribaron y se construyeron nuevos edificios, como los del número 1 y 2, que dan a la calle Saragossa. Otras muchas han sufrido numerosas reformas a lo largo de los años, en épocas diversas, de manera que se mezclan unas de estilo modernista con ejemplos de la arquitectura más moderna y actual. Sin embargo, el pasaje mantiene plenamente la estructura original y ciertas características que lo han llevado a formar parte del Patrimonio Arquitectónico de Barcelona con el grado de protección de Bien de Interés Urbanístico.

En el número 13, se conserva una de las casas que mejor conserva su aspecto original. Aunque también merece especial atención la número 6, posterior a 1869, con un bordón ondulante de rombos azules sobre fondo blanco, que resigue el acabado, el balcón y tres ventanas de la fachada del edificio.

UBICACIÓN DE IMPORTANTES SEDES

Otras casas, en cambio tienen más que aportar a nivel social que arquitectónico. Así, en la número 14, hubo antes de la Guerra la sede del Centre Autonomista Català de Sant Gervasi. Y la número 4 acoge desde 1970 la sede del Club Excursionista de Gràcia y de l’Agrupació Escolta Pere Rosselló.

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