Casa calle Rectoria / INMA SANTOS

Casa calle Rectoria / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

Un rincón del siglo XIX, en la calle Rectoría

En el número 20, una casona esquinera con frontón rematado a dos aguas y voladizo preside un conjunto arquitectónico de viviendas más modestas proyectado en 1897

4 octubre, 2022 00:00

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La burguesía barcelonesa de finales del siglo XIX, enriquecida por la revolución industrial, vivía a todo tren: coches, casas con alto nivel arquitectónico, entretenimiento cultural, ropa a la última... y segundas residencias en lugares frescos y cerca de la ciudad. Así proliferó la construcción de enormes casonas y colonias pensadas para este tiempo de recreo en algunas poblaciones, entonces independientes del llano de Barcelona.

Horta es una de estas zonas en las que proliferaron las casas de veraneo. La calle Campoamor aglutinó algunos de los ejemplos más destacados de residencias modernistas. Pero no fue la única. El fenómeno se fue extendiendo y en las calles aledañas también se pueden encontrar aún muestras, algunas menos espectaculares y glamurosas, pero no menos interesantes. Chapí, Salses, Martí i Alsina, Rectoría...

En esta última calle destaca un conjunto arquitectónico de viviendas unifamiliares que se proyectaron en 1897. La mayoría de ellas responden a una tipología común de casas de planta baja y piso con terraza y jardín en la parte trasera. El conjunto podría dividirse en dos grupos. Por una parte, las casas gemelas situadas en los números 6 y el 8, con los dinteles decorados y coronadas por unas pequeñas y estrechas torres también de ladrillo visto. Por otra parte, el sector comprendido entre los números 10 y 20, con sus discretas ménsulas bajo los balcones de forja y coronadas por una barandilla de piedra que rodea la azotea.

En este último grupo, destaca especialmente la casa situada en el número 20, un edificio en esquina que presenta ciertas singularidades respecto al resto del conjunto. Su planta es cuadrada y casi dobla en tamaño a sus compañeras de grupo. Las ventanas, mucho más alargadas que en las casas vecinas, están todas protegidas por puertas de librillo de madera. Además, la crujía central presenta una planta más coronada por un tejado a dos aguas con un amplio alero bajo el que se oculta un enorme frontón. Un enorme balcón corrido con la barandilla de piedra preside la primera planta a modo de tribuna. La casa tiene una segunda entrada por el número 31 de la calle Salses, donde se adivina el jardín.

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