Viviendas de La Escocesa, en el distrito de Sant Martí / INMA SANTOS

Viviendas de La Escocesa, en el distrito de Sant Martí / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

Los últimos... de La Escocesa

Las viviendas del recinto industrial, reconvertido en espacio de arte y creación, esperan su desalojo inminente y definitivo

22 marzo, 2021 00:00

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“Las viviendas de La Escocesa resisten”, “realojo antes que desalojo”, “En peu de guerra”... Son solo algunos de los carteles que ondean en los balcones de los pisos de La Escocesa - la histórica nave industrial del Poblenou de propiedad municipal-, apuntalados y en situación crítica, y en los que, al menos de momento, aún malviven una decena de personas a la espera de una solución. Son los últimos inquilinos de estas viviendas.

Cuando el recinto industrial textil de La Escocesa se levantó en los años 50 del siglo XIX, estaba situado unos cuantos kilómetros al noroeste de la Ciutadella, que entonces marcaba la frontera entre la ciudad y el campo. Con los años, el crecimiento de Barcelona engulló la fábrica, que acabó integrada en el Poblenou. Durante casi un siglo, las naves fueron propiedad de una familia de empresarios de origen escocés y luego acabaron en manos de un trabajador de la fábrica que, a finales de los 90, aceptó alquilar dos de estas naves a un grupo de artistas y artesanos.

CESIÓN DE DOS NAVES

Ese fue el inicio del espacio de arte y creación en el que se ha convertido La Escocesa. En 2006, una inmobiliaria compró el recinto y proyectó un complejo de viviendas de lujo con la previsión de echar a los artistas alojados. Pero los nuevos dueños se vieron obligados a ceder al Ayuntamiento dos de las antiguas naves de la fábrica, catalogadas desde entonces como patrimonio industrial. Ese fue el fin de los planes del grupo inmobiliario y la garantía de supervivencia de los artistas con el Ayuntamiento como nuevo casero.

En el verano de 2017, el Consistorio adquirió las tres parcelas del recinto que estaban en manos de la banca con la intención de rehabilitarlas e impulsar proyectos de economía social y sostenible.  El plan contemplaba también convertir en vivienda pública el edificio restante, hogar originario de los antiguos obreros de la fábrica, el mismo en el que ondean las pancartas reivindicativas de las últimas familias que los habitan.

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