Ada Colau abandonó Twitter en abril de 2021, harta de presiones, críticas e insultos en la red social. Al tomar la decisión, aseguró que a la política le "sobra ruido, testosterona y tuit fácil y necesita más empatía", y denunció que parte de la incitación al odio en Twitter provenía de perfiles falsos y anónimos, “muchos de ellos incluso comprados con dinero (bots) por la extrema derecha”.
Dos años después, la situación en Twitter es la siguiente: los comunes han lanzado una gran ofensiva en la red social contra ERC con tal de que se sumen a un tripartito en Barcelona. Decenas de cuentas (algunas de cargos de BComú, otras anónimas vinculadas al partido de Colau) exigen a los republicanos que validen un gobierno de izquierdas en la ciudad, mientras cargan con dureza contra Xavier Trias.
Se trata de un auténtico pressing ERC, similares a otros vividos en Twitter contra partidos políticos catalanes. Es otro ejemplo de hacer política bajo el ruido, la presión y en muchos casos un "exceso de testosterona", la misma que denunciaba Colau hace dos años, cuando apagó su red social azul.
Hay quienes apuntan que esta estrategia está bien meditada y planificada en redes sociales. Algunos partidos o políticos han llegado a sucumbir y tomar decisiones condicionados por el debate en internet, aunque este no estuviera teniendo lugar entre los ciudadanos de a pie.
En este caso, se trata, en última instancia, de permanecer en una de las pocas administraciones potentes donde poder cobijarse durante los próximos cuatro años, apuntan fuentes de la oposición. Si los comunes pierden el Ayuntamiento de Barcelona, muchos de los miembros del partido se quedarán sin su cargo. Bien lo saben algunos que tuitean estos días todavía con sus actas de concejal a punto de caducar u otros que trabajan para el gobierno municipal. Parece que todo vale cuando se trata de agarrase al sillón…