Entre las posibilidades de futuro barajadas por Ada Colau tras la pérdida de su alcaldía en favor de Jaume Collboni, no se contempló la posibilidad de que la líder de los comunes en Barcelona ejerciera como embajadora, un cargo que actualmente ocupa. Embajadora, eso sí, de la Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), un ente conformado por alcaldes de urbes internacionales con ideales compartidos con los comunes.
La participación de Colau se inició durante su etapa como alcaldesa y, a día de hoy, continúa figurando como concejal entre un abanico de alcaldes mundiales. La entidad en la que la edil ejerce como “Embajadora para el futuro de las personas” contará con la colaboración del actual consistorio mediante la subvención de uno de sus proyectos.
La asignación de una partida económica de 25.000 euros ha sido el compromiso del Ayuntamiento de Barcelona con CGLU, organización con la que ha formalizado un convenio para el desarrollo del proyecto Ciudades y Territorios antiracistas: un Trabajo en red sobre los Derechos Humanos y antirracismo. Como concejal y 'embajadora', Colau continúa dejando su particular huella en la administración barcelonesa.