Entre los imanes de subvenciones más destacados de la etapa Colau en Barcelona, destaca el caso de Can Batlló. Durante su estancia en el gobierno municipal, los comunes regaron el mayor refugio de la economía solidaria en la ciudad, a la par que ampliaron el espacio de este ámbito autogestionado.
En tiempos de sequía, es importante saber cuando cerrar el grifo, y eso es precisamente lo que Jaume Collboni ha hecho con Can Batlló. Toda la inversión realizada hasta ahora parece poca a la comunidad encargada de gestionar este espacio de La Bordeta, que ha denunciado que el alcalde socialista rechaza la rehabilitación de las naves que forman el conjunto durante este mandato.
El colectivo ha interpretado la posición de Collboni como un "acto de irresponsabilidad municipal hacia el patrimonio público", e incluso ha asegurado que los socialistas están amenazando la "supervivencia" de los proyectos existentes en la zona. Aunque previsiblemente esta presión acabará logrando alguna partida económica imprevista, el gobierno municipal no muestra indicios de repetir el despilfarro de su predecesor.
Faltan (más) millones. Esa es la conclusión a la que ha llegado la asociación encargada de la gestión de Can Batlló, tras no considerar suficiente los últimos cuatro años de abundantes concesiones.