Todos los momentos que tuvimos y los que nunca tendremos. Ver tu sonrisa una vez más, y que me cantes el cumpleaños feliz por última vez. Un abrazo. Un beso. Un ultimo consejo.
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Algo más de tiempo para compartir. La muerte le llegará a todo el mundo pero ojalá jamás hubiese llegado para ti. Quizás más tarde pero no aún. No estaba preparada para decirte adiós. Todos tus sabios cuentos que me susurrabas al oído en las cenas de Navidad. Y mamá, mamá llora mucho porqué ya no estás. Pero tranquila. Yo cuido de ella. Por ti. Por mi. Por lo que una vez me enseñaste y por lo que siempre luchaste.
Vivimos mundos tan distintos, siempre pensé que ojalá hubiese nacido en tu época. Aunque sé que solamente se trata de la magia con la que contabas las cosas. Pero te siento. Te siento y te sentimos todos. Me decías que ojalá internet no existiera. Me decías que los chicos de hoy en día ya no son caballeros. Me decías, que para ser mujer, tienes que ser muy valiente. Ser de plomo. Me avisaste que la vida es jodida, pero que hay que seguir. Solo tienes que mirar a tu alrededor y mirar a las personas a los ojos. Me enseñaste a sonreír incluso cuando no quería.
A comer helado en pleno invierno, y a que no me pisen.
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¿Sabes? Ojalá hubiésemos tenido más tiempo. Más momentos. Más recuerdos. Más fotos. Y por eso hago montajes, montajes en los que mi foto está en tus fotos, y se convierten en fotos que jamás existieron. Pero ya no me queda otro remedio.
FOTO: Nona Duch
TEXTO: Gina Laline