Dicen que Barcelona es una de las ciudades que nunca dejará de sorprenderte, y nosotros podemos constatarlo. Existen una serie de objetos y símbolos que pasan prácticamente desapercibidos a ojos de turistas y locales, y que hablan de la historia de nuestra ciudad. Tímidos elementos que no deberían pasar inadvertidos por su gran significado.
El primero lo encontramos en la calle Comte Urgell. Uno de los primeros semáforos de Barcelona que fue instalado en 1929, y que se encuentra pintado de gris. También en la calle Buenos Aires y en la calle Londres se encuentran otros dos que forman parte de los primeros semaforos de la ciudad condal.
Si das un paseo por Montjuic puedes encontrar diversas esculturas construidas con mármol, bronce o hierro en las vías de San Olegario, Santa Eulalia, San José y San Francisco. Todo un regalo para la ciudad.
En el centro de la ciudad, y a vista de todos, existen miles de símbolos de la Barcelona antigua que pasan desapercibidos por todos. A día de hoy se conservan todavía huellas de prostitutas de Las Ramblas del siglo pasado, concretamente situadas entre los números 22 y 24. Los agujeros los hicieron ellas mismas con los agujeros de los tacones provocando así el desgaste del mármol.
No muy lejos de allí, en Portal del Ángel encontramos el motivo de su nombre, y es que no se llama así por casualidad. Anteriormente era una de las puertas principales a la ciudad y encima se encontraba representada una estatua en forma de ángel. Actualmente la escultura está situada en la fachada de uno de los edificios de la calle.
Otras símbologias que pasamos son los más de 400 dragones distribuidos por Barcelona. Este animal representa el bien como guardián, poderoso y sabio, pero también la maldad. A pesar de que fue una gran influencia en el movimiento modernista, se conoce que siglos atrás la ciudad fue conocida también como DRACelona. ¿Lo sabías?
Estas son algunas de las curiosidades de Barcelona, que de la mayoría ni nos percatamos pero quizás a partir de ahora irás por la calle prestando más atención a cada uno de esos pequeños detalles que nos rodean.