La silla de plástico se ha convertido en el nuevo fetiche en el mundo de la moda, y no lo decimos nosotros. París fue testigo de ello en su última semana de la moda, y algunos entraron en coléra al ver este elemento impuesto como algo chic, como es el caso de la colaboradora de la revista Vogue, Sarah Mower: "Sillas apilables de plástico blanco de la variedad más barata de muebles de cafetería y jardín, ¿Quién sabe quién es el responsable de esta originalmente fea y despreciada pieza de no-diseño en el planeta [...]?".
Tras asistir al desfile de Miu Miu, la colaboradora entró en shock al ver las típicas sillas de plástico en un desfile de Haute Couture. La apuesta por esta silla se extiende hasta la campaña de primavera-vecrano 2018 de la firma, fotografiada por Alasdair McLellan bajo la dirección de arte de Giovanni Bianco, algo que ha sorprendido a más de uno, y algunos ya se preguntan si la silla será el próximo elemento fetiche de esta temporada.
La silla de plástico nació en los años 70, aunque la idea surgió en los años 20, y ha conseguido posicionarse como el elemento decorativo más utilizado y más visto en las terrazas y jardines de nuestro país. Además, siempre está presente en nuestros mejores recuerdos de verano: esas barbacoas y reuniones familiares, en las paellas a pie de playa o en los veranos de camping y piscina.
Aunque su sostenibilidad es bastante dudosa, la moda ha conseguido incorporar en sus casi inaccesibles colecciones un elemento tan funcional como universal. Un objeto que, aunque a simple vista sea un elemento 'feista' de barrio, nos saca una sonrisa, y es que ¿Quién no se ha caído de esas sillas? ¿Quién no ha llevado grabada la marca en las piernas?