El cruce de críticas entre el dietista y nutricionista Aitor Sánchez y la repostera Alma Obregón ha enfrentado a sus seguidores (más de 130.000 y casi 200.000, respectivamente), y ha inundado las redes sociales con opiniones muy dispares.

La discusión empezó a raíz de una publicación de Sánchez en su cuenta de Instagram, ‘Mi Dieta Cojea’, en la que denunciaba que seis ‘influencers’ estaban haciendo promoción de una marca de galletas, lo que él consideró una "publicidad no declarada" de alimentos "malsanos".

EL HIJO DE DOS AÑOS

Entre los personajes que ha reprobado el dietista se encuentran la presentadora Cristina Pedroche y Alma Obregón, muy conocida por sus ‘cupcakes’. Esta había publicado en Instagram una una foto en la que aparecía su hijo de dos años ayudándola a preparar una tarta.

En este caso, sí que se hacía referencia a que era una foto promocional (se incluía la etiqueta #colaboración). La repostera se defendía de las acusaciones de Aitor Sánchez: "Si de algo me enorgullezco como madre es de tener un hijo que adora mi profesión y que está permanentemente pidiéndome que hagamos recetas juntos. Yo soy pastelera, no lo oculto, y hago colaboraciones cosa que NO OCULTO NUNCA”, y añadía que "Igual que en el día a día llevamos una dieta lo más saludable posible (sin extremismos ni prohibiciones), también hay ocasiones especiales en las que preparamos tartas, cupcakes, cookies y mil cosas más".

DOS DEBATES SIMULTÁNEOS

La polémica, que había empezado como una discusión sobre dietética (si era insano esas galletas y, por tanto, si era correcto hacer publicidad subliminal de ellas), derivó en otro debate: si es ético que una madre utilice a su hijo para hacer publicidad de un producto, y si alguien ajeno a la familia debía publicar fotos de un menor para criticar algo en Instagram.

Ante las críticas que recibió Sánchez por usar la imagen del niño, borró su ‘post’ y la sustituyó por una en la que el menor aparece con la cara tapada por un dibujo de una manzana. El dietista y nutricionista denunció después que se hubiese creado una "cortina de humo" y reclamó que se volviese a hablar de "la defensa de la salud pública”. En una publicación posterior, propuso medidas para mejorar la alimentación, tales como más control publicitario o la contratación de dietistas y nutricionistas por parte del sistema público de salud.