Los influencers son personas. Sí, lo son, aunque a veces nos cueste asumirlo. Y tienen sus días buenos y sus días malos, como todos. A muchos el peso de la fama les ha podido y han necesitado dejar las redes sociales o acudir a un psicólogo para asumir lo que supone ser tan conocido.

El último ejemplo es el de Gigi Vives, una influencer que ha denunciado el agobio que ha sufrido este fin de semana pasado en el Festival Arenal Sound. Aunque está bien, se ha quejado en Instagram de las continuas peticiones de fanes que se querían hacer fotos con ella sin importarles lo que ella estuviera haciendo.

“Si me veis disfrutando de un concierto, grabando videos con mis amigas, entrando o saliendo del baño (soy humana y a veces tmb me muero de pis), manteniendo una conversación o sentada cenando (uno de los días llegué a levantarme /interrumpir mi conversación unas 7 veces en menos de 5 min)... no sé, es que yo creo que hay momentos y momentos... y aún así, en el 90% de estos casos digo que sí. Pero ayer ya fue muy heavy así que me rallé y empecé a decir que no”, ha denunciado la influencer, que se queja de que recibió malas caras y gritos “y se me ha tratado como si no fuera ni siquiera persona”.

Texto de Gigi Vives en su Instastory



Gigi, que se hizo famosa gracias a su amistad con Dulceida -se conocen desde los 15 años-, ha terminado su texto intentando hacer las paces con sus fanes: “os amo a todos de corazón, pero no olvidéis nunca la educación y el respeto por los demás”.

Poco después de publicar esto, ha añadido un nuevo Instastory en el que criticaba los comentarios que está recibiendo a sus quejas, remarcando que “no le debo nada a nadie” y explicando que ha “dicho que no diez veces contadas”, para rematar con que “siempre, siempre, siempre soy de lo más natural, cercana, cariñosa y simpática”.

Texto de Gigi Vives en su Instastory