La ciudad de París, al igual que la mayoría de las grandes ciudades, están hartos de que cualquier rincón de la ciudad huela a orina, como consecuencia del incivismo. A pesar de las sanciones, el problema no disminuye e incluso en verano el olor se hace más insorportable.
Por ese motivo, la capital francesa ha decidido poner una solución más ante esta problemática. Una empresa francesa ha implementado un plan piloto que consiste en un urinario ecológico que transforma la orina en compost. El llamado “Uritrottoir”, es un orinal rectangular que aparenta ser un macetero y ofrece la posibilidad de orinar en un espacio adecuado y no en el suelo de la calle y además es ecológico.
Este pequeño jardín se apoya sobre un contenedor cerrado lleno de paja, serrín y virutas de madera. Cuando este material esta empapado de orina se recoge y se convierte en compost para utilizar como fertilizante en parques y jardines públicos. Además, otra gran ventaja del Uritrottoir es que el material orgánico tiene un alto contenido de carbono que reduce el olor de la orina.
Por ahora existen dos modelos: uno, con capacidad para 600 usos, y otro más pequeño para 300. Su precio oscila entre los 500 y los 600 euros. Nantes, la ciudad natal de los diseñadores de Uritrottoir, dispone desde hace unos meses de tres de estos urinarios instalados en la vía pública.
Algunas personas, además, han calificado la instalación de estos urinarios de una medida sexista: «Es una propuesta sexista: los hombres no pueden controlarse y así toda la sociedad tiene que adaptarse», dijo Gwendoline Coipeault, del grupo feminista francés Femmes Solidaires. «El espacio público debe transformarse para causarles una incomodidad mínima».