Las temidas pero deseadas rebajas han llegado, y eso significa volver a casa con menos dinero. Sin embargo, es posible que hayas experimentado unos picos eventuales de placer durante el shopping; detrás de estas sensaciones está la dopamina, un neurotransmisor que hace muy agradable la actividad de comprar.
Para saber cómo funciona la dopamina tienes que pensar en lo que sientes cuando encuentras una novedad que te gusta. El neurotransmisor ayuda al cerebro a controlar los resortes de la recompensa y el placer que motiva tus acciones. Una investigación de Stanford descubrió que hay una relación directa entre ver algo que quieres adquirir y el aumento de actividad en zonas del cerebro con receptores de dopamina. De esta forma, te predispone a comprar ese producto mientras rebaja tu capacidad para reflexionar si realmente lo necesitas.
Normalmente el placer instantáneo que provoca la primera compra deriva a seguir comprando productos, repitiendo así los picos de dopamina que te proporcionan bienestar. También influye el hecho de no saber qué puedes encontrarte en las tiendas y sentir así cierto grado de anticipación al placer de descubrir algo nuevo.
Otro elemento importante son los letreros comunicando ofertas, rebajas, escasez o condición efímera, introducen un factor de urgencia, que no nos permiten valorar la oferta según nuestras necesidades. Aquí juega el sentimiento de no dejar pasar una buena oportunidad y también esa ‘competencia’ por arrebatar los productos a otros compradores, que también hace sentir bien.
En algunos casos, tras ese sentimiento de euforia y felicidad por las compras, llega la culpa. Sin embargo, está visto que es (casi) imposible no sucumbir a los placeres de la vida.