Polémica en las redes sociales por una posible estafa de varios influencers. El pasado sábado, 6 de febrero, multitud de personas de Twitter denunciaron que muchos usuarios estaban compartiendo “fraudes encubiertos” en sus stories de Instagram.
Sin identificar sus mensajes como publicitarios, cuentas como las de las barcelonesas Genissa González (96.500 seguidores) y Júlia Usón (203.000 seguidores), animaban a apostar a sus seguidores tras explicar su supuesta experiencia.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
El modus operandi de todos los usuarios que participaron en la polémica era el mismo. Los prescriptores abrieron un “preguntas y respuestas” para dar pie a la aclaración sobre sus ganancias y, tras preguntar la edad a todos ellos, curioseaban sobre cuánto dinero ganaban en las redes sociales.
La respuesta fue similar en todos los perfiles: “eso es un poco privado… pero lo que puedo contar es que hace poco empecé a apostar en el fútbol y es con lo que más estoy ganando”. Curiosamente, en todos los casos, los beneficios obtenidos eran los mismos: “empecé apostando con 30 euros y acabé con 1.040 euros en una sola tarde”. Si el usuario se interesaba, se le redirigía a un canal de Telegram.
Pantallazos difundidos por el usuario @soyuncharizard en Twitter / TWITTER
CRÍTICAS MASIVAS
Otros partícipes de dicha promoción son Jesús Sánchez y Diego Pérez de la Isla de las Tentaciones y otras influencers como Paula García y Marina Yers. Muchos usuarios han cargado contra ellos y han pedido que se les haga “co-responsables de un intento de estafa”.
Desde Facua, la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios, han asegurado que “es obligatorio que estos mensajes publicitarios se identifiquen como tal. “Más allá de si hay fraude, las autoridades de consumo autonómicas y el Ministerio de Consumo deberían investigar y actuar”, afirman.
Tras recibir duras críticas por “lucrarse a costa de promocionar la ludopatía”, varios implicados borraron los mensajes e incluso pidieron disculpas por lo ocurrido. Entre ellos está Genissa González, que justificó que “nunca es tarde para rectificar”.