Ibai Llanos es un fenómeno de masas. El popular streamer vasco, afincado desde hace años en Barcelona, tiene el superpoder de convertir en oro lo que toca y, por el camino, caer bien a todo el mundo. Y eso no es por nada, Llanos ha demostrado siempre talante y corrección frente a cualquier polémica, ha buscado siempre dar su opinión sin ofender a audiencia ni a otros compañeros streamers y evita star en cualquier salseo perteneciendo precisamente al sector que creó el término.
Muestra de ello fue, por ejemplo, cuando saltó la polémica acerca de tributar en España. Ibai supo ganarse el corazón de muchísima gente haciendo un alegato a favor de pagar impuestos en el país, pues ese dinero se iba para servicios públicos y sociales para gente que no tenía tanto como él, pero sin señalar a nadie de los que se había ido a disfrutar de impuestos reducidos en Andorra.
30 MINUTOS
Hace escasos días, el también youtuber sacó un vídeo junto al también creador de contenido Sergio Ferra en el que salía a tomar algo por el centro de Barcelona y contar cuántas fotos le pedían en media hora. El plan era sencillo, pasear por la plaza de Catalunya, sentarse en una terraza y tomar algo durante unos 30 minutos. Según puede observarse en el vídeo, no se ha iniciado el tiempo cuando ya hay gente por los alrededores girándose para mirarle.
Dicho y hecho. Comienza la cuenta atrás y todo se sucede con normalidad. Un alud de personas se acerca al streamer para pedirle fotografías. Algunos de ellos le mandan mensajes de ánimo con su plan de cambio físico. Llanos, por su parte, siempre amigable, incluso se acerca a algunos más tímidos para ofrecerles la fotografía. Hay momentos que incluso se forman colas de personas que esperan su turno para hacerse fotografías.
Siempre con una sonrisa, Ibai se fotografía con 179 personas en 30 minutos, lo que equivale unas seis personas por minuto o, lo que es lo mismo, una cada diez segundos. Cabría preguntarse si cualquiera sería capaz de aguantar ese nivel de solicitud, que desde luego le debe haber puesto difícil disfrutar de su refresco y su tapa.