Todo el mundo ha visto en algún momento de su infancia la película E.T., el extraterrestre. Para muchos, este film dirigido por Steven Spielberg está entre los clásicos cinematográficos más importantes que se han creado en la historia de la humanidad. Aunque el largometraje es estadounidense, su personaje principal es... ¡De Barcelona! ¿Lo sabías?

ORIGEN VERDADERO DE E.T.

Todo empieza en 1983 cuando se estrena la película. Al ver la portada, un dibujante barcelonés no da crédito a lo que ve: su creación se ha convertido en una película de Hollywood.

El extraterrestre original se esconde tras un hombre llamado Joaquín Blázquez, originario de Barcelona. Pero en vez de llamarse E.T. –como lo bautiza Steven Spielberg–, este tiene por nombre Melvin. En 1975, este curioso y llamativo personaje cobra vida en la revista americana Warren Magazines a través de unas historias que Blázquez inventa para la editorial. Entonces, Melvin se convirtió rápidamente en uno de los personajes de la mítica revista Cimoc.

Tira cómica del extraterrestre barcelonés ‘Melvin’, por Joaquín Blázquez

DENUNCIA POR PLAGIO

La conexión entre Melvin y E.T. se reveló tiempo después, cuando el equipo de Steven Spielberg se embarcó en la búsqueda de un ser alienígena que cautivara al público. Y lo hizo. Tanto que su leyenda sigue viva a día de hoy. En cambio, la historia de Blázquez, tristemente no.

El ilustrador fue con la revista a Víctor Amela, un periodista de La Vanguardia que relató su historia. Toda una revelación y un escándalo que llegaría a Hollywood. Movido por la sed de justicia, el barcelonés denunció el presunto plagio en los medios y a los tribunales. Pero su recorrido legal fue más que breve: la industria del cine le ganó a este desconocido dibujante catalán. Un duro golpe para el barcelonés que fue posteriormente contado en el documental Melvin contra E.T.

Dibujo original del extraterrestre barcelonés ‘Melvin’, por Joaquín Blázquez

CLÁSICO CINEMATOGRÁFICO

Los críticos aclamaron la película E.T., el extraterrestre como una historia intemporal de la amistad y la sitúan como el largometraje de ciencia ficción más grande alguna vez realizado. Tanto es así que en 1994, la cinta fue incluida en el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para su preservación, por ser cultural, histórica y estéticamente significativa.

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