Cuando la Barcelona enmurallada del XVIII necesitaba dar respuesta a una creciente -e imparable- industrialización de la urbe, optó por mirar al Raval. En aquel entonces, el barrio de Ciutat Vella se había escapado de la ocupación masiva y se convirtió en el espacio idóneo donde plantar las fábricas. Para hacerlo, no solo se pensó en satisfacer las ansias de modernización, sino también la urgencia habitacional. El resultado fueron estas 'casas-fábrica' que se despliegan por el barrio y que hasta ahora, en términos patrimoniales, no se habían protegido más allá del nivel genérico que se le atorga a los inmuebles del histórico distrito, lo que ha dado pie a más de un derribo. 

El pasado verano, el consistorio ya hizo un primer paso de cara a proteger estos inmuebles con la suspensión de licencias de obra sobre 38 piezas industriales que corrían el riesgo de sufrir daños. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona va un paso más allá y ya ha iniciado los trámites para preservar el valor patrimonial de un conjunto de 26 de estas 'casas-fábrica' construidas en el Raval desde finales del siglo XVIII y durante buena parte del siglo XIX. Concretamente, los inmuebles se catalogarán como elementos industriales de interés patrimonial de nivel B o C, lo que prohibe que se derriben.  

De hecho, desde entonces el verano pasado se ha realizado un estudio detallado para conocer el valor patrimonial de un total de 64 emplazamientos que ha incluido, además de las 38 de la suspensión inicial, otras casas-fábrica que ya estaban catalogadas, pero ahora se ha valorado su inclusión en el plan para reforzar su nivel de protección atendiendo a su origen de tipología industrial. Entre los edificios incluidos en este plan se encuentran tanto inmuebles de gran valor para el tejido asociativo y vecinal del barrio como Can 60 o símbolos del Raval como la centenaria sala de baile La Paloma.

Del total de elementos estudiados, 7 ya estaban protegidos, por lo que se propone la inclusión de 19 más. De estos 19, para 7 de ellos se propone el nivel B –Bien Cultural de Interés Local– que, según la Ley de Patrimonio, se otorga a inmuebles con un alto grado de significación y que se han conservado con una gran integridad tipológica, histórica y artística. Los otros 19 recibirán una protección de nivel C, que también comporta su preservación a pesar de que pueden haber sido sometidos a transformaciones importantes que han modificado su integridad original.

Fachada de la sala de baile La Paloma / MARIUSMM



La Paloma / Jordi Subirana

Para los edificios protegidos, el plan evita que se pueda aumentar el volumen edificado y establece que los espacios industriales diáfanos se tienen que conservar. En cuanto a los usos, se condicionan todos aquellos que puedan ser perjudiciales para la conservación de los valores del edificio. Por lo tanto, no se aceptaría la compartimentación en varios locales de oficinas, comerciales, viviendas, etc. Tampoco se admitirían viviendas de nueva creación en los interiores del patio que conforman las islas ni en las plantas bajas si esto comporta la alteración de los valores singulares de las naves.

El plan, tras pasar por la Comisión de Gobierno, se debatirá en la próxima Comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad y continuará su tramitación hasta su aprobación definitiva en un plenario.

UNA TIPOLOGÍA SINGULAR

En un inicio, las casas-fábrica se caracterizaron por ser una tipología especialmente singular donde un mismo edificio combina la función de residencia y de producción en los cuerpos interiores de la parcela, como una pieza integral. Sin embargo, mientras que estas primeras edificaciones, construidas en el interior del recinto medieval de la ciudad, se creaban a partir de la agrupación de diferentes parcelas, el Raval –con extensos terrenos agrícolas y aún por urbanizar- ofrecía a los fabricantes la posibilidad de nuevas parcelaciones que se adecuaran a la demanda de espacios productivos de la ciudad. Así se inició el proceso de implantación industrial en este barrio de Ciutat Vella que se prolongó hasta medios del siglo XIX.

Carrer de l'hospital, 99



Casa y pasaje Martorell / Google Street View

Los primeros establecimientos eran construcciones básicamente horizontales o de pabellón. A partir del siglo XIX se popularizó la construcción de bloque o 'fábrica de pisos'.  El concepto de casa-fábrica empezó entonces a emplearse para designar tanto las construcciones que estrictamente obedecían a esta estructura de vivienda con espacios de producción interiores como para hablar de las fábricas de pisos que daban a la calle, aunque no ofrecieran función habitacional.

Si se atiende a los emplazamientos originales de estas instalaciones industriales, se observa un eje muy marcado en el trazo que dibujan las calles actuales de l'Om, la Riereta y Sant Vicenç, en las cuales se ubica una parte importante de estos edificios a proteger.  

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