Ha pasado de ser la ‘Montaña Mágica’ a la cueva de ‘Alí Babá’, como ya la empiezan a denominar algunos vecinos. Las laderas de la montaña de Montjuïc se han convertido en el lugar de acogida de decenas de jóvenes inmigrantes sin papeles. Allí sobreviven a la miseria ocupando una serie de pequeñas cuevas que se encuentran semiocultas entre la vegetación.
Los vecinos de la zona las conocen bien. Hace años eran el hogar de personas sin techo, que encontraban en su interior el cobijo, la soledad y la tranquilidad que buscaban. Estuvieron un tiempo abandonadas hasta que la llegada masiva de Menas las ha vuelto a llenar de personas que las aprovechan para dormir o refugiarse de las inclemencias del tiempo.
El tránsito de los conocidos como Menas y de inmigrantes sin papeles mayores de edad es habitual en los alrededores de la montaña. Suelen concentrarse en el Parc de les Tres Xemeneies, dicen algunos vecinos, que por precaución prefieren mantenerse en el anonimato.
Luego recorren las calles del Raval, el Gòtic o el Poblesec, donde intentan conseguir algo de dinero para satisfacer sus necesidades.
POCO RECOMENDABLE
El lugar es poco recomendable “tanto para vivir como para pasearse”, afirman los que conocen la zona. No es raro ver peleas entre los propios ocupantes, a veces muy violentas. Pueden luchar por escoger el mejor lugar o por simples rencillas, por una diferencia de criterio o por el consumo de alguna droga. "Y si ese momento te pillan en medio, te pueden caer desde insultos a golpes", reconocen algunos vecinos. "Algunos se muestran muy susceptibles cuando se dan cuenta de que los miras y pueden reaccionar de cualquier manera", añaden.
La zona no presenta las más mínimas condiciones higiénicas ni de salubridad para ser habitada. Evidentemente no hay ni luz, ni agua ni ningún tipo de servicio para la higiene, por lo que los jóvenes acuden a entidades sociales para cubrir sus necesidades básicas.
NÚMERO INDETERMINADO
Nadie es capaz de afirmar con rotundidad cuántos jóvenes habitan en las cuevas. El número varía constantemente “y no siempre son los mismos”, aseguran los que conocen la zona.
Lo cierto es que los vecinos procuran no acercarse por allí, sobre todo cuando llega la tarde. “A partir de determinadas horas se reúnen en grupos, se pasean por el barrio para buscarse la vida y luego vuelven a las cuevas”, afirman.
Las cuevas llevan habitadas por los Menas desde hace un tiempo, aunque su presencia en la montaña es muy anterior. De hecho, ya es conocida la existencia de pequeños campamentos en algunos puntos de Montjuïc en los que los Menas se instalaban durante algún tiempo.
DROGAS Y COLA
Los vecinos tienen claro que este modo de vida no es beneficioso para los jóvenes pero tampoco para la vida en el barrio. Los primeros suelen deambular por las calles mostrando muchas veces actitudes agresivas y haciendo pequeños hurtos tanto en pequeños comercios como en plena calle, sobre todo a personas con aspecto de turistas, que suelen ser las más desprevenidas.
La actitud de los Menas se complica cuando han tomado alguna droga o han esnifado cola, reconocen los vecinos. “Algunos de ellos son muy agresivos, sobre todo cuando han tomado drogas o cola”, reconocen.