El Antic Teatre puede estar viviendo sus últimos días como espacio cultural. El propietario del inmueble amenaza con subir el alquiler del local hasta los 7.500 euros mensuales, una cifra cuatro veces mayor que el importe actual.

A pesar de que el contrato de alquiler es vigente hasta el 2025, el teatro vive un momento decisivo. El problema de fondo es que si los dirigentes del local no acceden a la subida de alquiler, tendrán que renunciar a él en un futuro.

NO ES EL PRIMER TEATRO EN PELIGRO

Este teatro se encuentra en el centro de Barcelona, en el barrio de Sant Pere, y no es el único caso reciente de un emplazamiento cultural que peligra a causa de la especulación inmobiliaria. Uno de los más sonados es el del Club Capitol, que anunció el pasado mes de diciembre que se veía obligado a cerrar el próximo verano.

Según informa Betevé, desde el Antic Teatre también reivindican una mejora de las subvenciones que su espacio recibe por parte del Ayuntamiento de Barcelona o la Generalitat de Cataluña. Semolina Tomic, fundadora del espacio, ha declarado al medio público de la ciudad que no se trata de un discurso en contra de las instituciones públicas, sino de un diálogo que hay que hacer de la mano con ellas. “Sin las instituciones, no funciona”, entiende.

Además, Tomic también se pregunta “cómo podemos conseguir que se repartan recursos, no solo financieros sino también de territorio, a los proyectos independientes de la ciudad?”

LA IMPORTANCIA DE LAS SUBVENCIONES

Actualmente, el Antic Teatre se sustenta gracias a un 35% de subvención y un 65% de los recursos que obtenemos del bar del local“. A pesar de que el emplazamiento podría, seguramente, garantizar su futuro como local de ocio y restauración, su vertiente artística peligra. En este sentido, Tomic indica que “hay una precariedad muy profunda en la ciudad marcada por una fuerte desigualdad en el reparto de recursos”.

Hoy en día, el espacio de creación cuenta con una subvención anual que oscila entre los 35.000 y 40.000 euros anuales, que forman parte de una partida presupuestaria de unos cuatro millones a repartir entre diferentes proyectos autogestionados e independientes, según Tomic.

DIFÍCIL COMPETIR CONTRA EL LLIURE O LA BECKETT

La fundadora considera que proyectos como su teatro lo tiene cada vez más difícil para competir ante aquellos espacios artísticos que “disfrutan de convenios directos, de cifras millonarias como el Teatre Lliure o la Sala Beckett”. “Es una lucha de clases”, sentencia.

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