La Ciutadella es el lugar de Barcelona con menor índice de contaminación, según el último informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. De los siete puntos donde se miden los niveles de dióxido de nitrógeno en la atmósfera (emitido esencialmente por el tráfico), en la zona cercana al Zoo es donde menos partículas contaminantes hay en estos momentos: 11,4 microgramos por metro cúbico, cuando normalmente los sondeos daban una media de 36,1. Así, ha superado en limpieza a lugares tradicionalmente menos contaminados como Vall d’Hebron o Palau Reial.
El informe destaca que “se ha detectado en la ciudad un descenso muy importante de los niveles de NO2 en todas las estaciones de la ciudad, en comparación con los niveles esperados. El descenso acumulado de los niveles de NO2 respecto a la semana tipo del 2020 ha sido de entre el -43% y el -69% (…) En las estaciones de tránsito, el descenso se sitúa en torno al 60%”.
El Eixample sigue siendo el lugar más contaminado, aunque los niveles de dióxido de nitrógeno bajaron de 48,6 microgramos por metro cúbico a sólo 19,6. En Gràcia-Sant Gervasi, el bajón ha sido de 45,1 a 19,4. Y en Poble Nou, del 41,1 a 16,1. En Palau Reial, una vía de entrada y salida de Barcelona, el índice bajó de 30,4 a 15,6. En Sants, el bajón fue de 35,6 a 17,5. Y en Vall d’Hebron, de 29,2 a 16,8. De ese modo, Poble Nou se ha puesto por debajo de Sants o Vell d’Hebron, lugares que siempre estaban con menos partículas contaminantes.
LA GENERALITAT COINCIDE
Los números de la ciudad van en la misma dirección que los de la Generalitat, que apuntan a que el descenso de los niveles diarios de dióxido de nitrógeno en Barcelona se sitúa en torno al 70%. En este caso, los datos son de la Xarxa de vigilancia i Prevenció de la Contaminació Atmosfèrica.
Así, en el Eixample, la emisión media de microgramos por metro cúbico el pasado 13 de marzo era de 53 (cuando ya había sido decretado el estado de alarma). El 25 de marzo, esa emisión era de 18. Y eso contando con que el día 13 ya se había notado un descenso del 9% respecto a las emisiones tipo de un día normal.
El suelo de las emisiones se produjo el pasado domingo 22 de marzo, con sólo 9 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico (los números de la Agencia de Salud Pública del Ayuntamiento detallan que fueron 8,8), un descenso del 80% respecto a un domingo normal en Barcelona. El lunes día 23, las emisiones fueron de sólo 14 microgramos (un descenso del 75%) y el martes 24 bajaron incluso a 10 (un descenso del 81% respecto a una semana típica del mes de marzo en el periodo 2015-2019).
LOS MOTIVOS DEL DESCENSO
Según los datos de la Xarxa, “las estaciones de tránsito dentro de la zona de bajas emisiones (ZBE) son las más han notado la reducción de los niveles de dióxido de nitrógeno”. La consejería de Territori i Mobilitat explica que el descenso de los niveles de contaminación se notó espectacularmente por el cierre de las escuelas y luego por la declaración del estado de alarma.
El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) ha procesado las imágenes captadas por el satélite Sentinel-5P que revelan cómo estaba el aire el 11 de marzo y cómo se ve prácticamente limpio el cielo los días 20, 21 y 22 del mismo mes.
LA POLÉMICA DE LOS MUERTOS
La bajada de la contaminación ha dado lugar a agrios debates en las redes. A comienzos de este mes de marzo, la consejera de distrito de Barcelona en Comú (BeC) Carolina López dejaba escapar un tuit polémico: “Si el descenso de la contaminación se mantiene, el Covid 19 podría salvar vidas. ¿Eso para la economía no cuenta?”. Esa afirmación, que le valió ácidas críticas, venía a cuento de las informaciones que hablaban de un descenso drástico de la contaminación en China. Los datos en que se basaban las noticias hablan de 8 millones de muertos al año por contaminación. Una de las informaciones retuiteadas por Carolina daba datos más concretos: “El dato más curioso del coronavirus en China: han muerto 3.000 personas por la enfermedad. Se han salvado 17.000 por la disminución de la contaminación”.
Con los fríos números encima de la mesa, la consejera de los comunes apelaba a la estadística para afrontar un problema que es más sanitario y emocional que otra cosa. Pero eso no quita que los fríos números son correctos.
La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también generó polémica al negar que la contaminación mate. Ada Colau entró al trapo: “No hay margen para el negacionismo: la contaminación mata”, le contestó la alcaldesa de Barcelona. María Neira, directora de Salud Pública de la OMS, también desmintió a la madrileña: La contaminación mata. No es opinable”. Otra cosa es que sea deseable un coronavirus.