Tensión y disturbios en un desalojo en el Raval. Los Mossos d'Esquadra han tratado de desalojar un piso en la calle Bisbe Laguarda después de que fuera okupado esta mañana. La vivienda estaba vacía y este lunes se ha detectado la usurpación del inmueble, por lo que el propietario ha presentado denuncia por intrusión flagrante. La okupa en cuestión era una mujer de nacionalidad peruana de 50 años, según la versión policial.

Una patrulla se ha dirigido por la mañana al lugar y ha identificado a la mujer que se encontraba en el interior del piso. La policía la ha denunciado por un delito de usurpación flagrante, pero no la ha desalojado porque había algunas personas concentradas dándole apoyo. Con tal de evitar mayores protestas, los Mossos han abandonado el lugar. 

VÍA LEGAL PARA EL DESALOJO

Por la tarde, una vez el propietario del piso ha interpuesto denuncia por la ocupación de su vivienda, los Mossos han procedido a desalojar a la mujer, sin autorización judicial porque en casos de ocupación flagrante no es preceptiva.

De hecho, según fuentes policiales, en el interior de la vivienda no había signos de que nadie estuviese viviendo en su interior, lo que acreditaría que había sido ocupada por la mañana, cuando ha saltado la alarma.

LA OKUPA RECHAZA LA AYUDA

Una vez desalojada del inmueble, los Mossos han ofrecido a la mujer contar con el apoyo del centro de emergencias que ha dispuesto para este tipo de ocasiones el Ayuntamiento de Barcelona. Pero ella lo ha rechazado y ha optado por quedarse en una vivienda que le ha ofrecido el Sindicat d'Habitatge --que se dedica a realojar a personas en pisos okupados con total impunidad--. 

Al trascender el desalojo de la mujer, por la tarde decenas de vecinos convocados por el sindicato pro-okupa se han congregado en los alrededores, donde se han vivido momentos de tensión con los Mossos. Según la policía catalana, se han lanzado objetos a los agentes, se han quemado contenedores e incluso un coche.  Por su parte, los Mossos han empujado a los manifestantes y han hecho uso de sus porras en momentos puntuales para dispersar a los jóvenes, que trataban de evitar el desalojo.