La madrugada del sábado a domingo fue una noche caliente en el Born. Era el primer día que se levantaba el toque de queda, y los jóvenes tenían ganas de juerga. Muchos se concentraron en Arc de Triomf, hasta que fueron desalojados por la policía. Desde ahí fueron a parar al Born, donde se juntaron centenares de personas. 

El alcohol hizo mella en una noche exaltada. Con los bares cerrados, muchos orinaban en las calles, para indignación de los vecinos, aún despiertos a altas horas de la madrugada por el griterío. Un grupo de jóvenes orinó frente a un local de capoeira, situado en la calle de la Sèquia. Ahí dentro dormía su propietario, Gil, un brasileño afincado en Barcelona que utiliza sus conocimientos de capoeira como instrumento de educación y socialización. No dudó un segundo en salir afuera para recriminar la actitud a los incívicos. "Les planté cara", afirma en conversación con Metrópoli. Y es que él quería proteger su local, un punto de cultura brasileña en Barcelona, uno de los únicos de la ciudad.

PALIZA A 'UNO DEL BARRIO'

Vio que, además de hacer sus necesidades por la zona, estaban destrozando las jardineras que él había colocado y cuidado. “Intenté hablar con ellos, les pedí que se calmaran porque estaban muy exaltados y visiblemente borrachos, pero pasaron de mi”. La tensión fue en aumento, hasta que los chicos se volvieron contra Gil y empezaron a pegarle. Era un grupo de unas 10 o 12 personas muy violentas, explica. Intentó escapar y refugiarse en su local. Pero le persiguieron hasta ahí e intentaron sacarlo a la fuerza, tal y como se aprecia en los vídeos a los que ha tenido acceso a este medio. 

BATALLA CAMPAL

Tarde, la policía hizo acto de presencia. También acudió una ambulancia del SEM a la zona para atender a Gil. Tenía una brecha en la frente y le tuvieron que coser. 11 puntos en total. Pero la noche no acabó ahí. Mientras Gil estaba en la ambulancia y la policía se retiraba del Born, los causantes de la agresión volvieron al mismo lugar para destrozar lo que encontraban a su paso. Gil volvió, porque vio que los chicos del barrio bajaron a la calle para enfrentarse a los alborotadores. Rápidamente se generó una batalla campal, con palos y mucha dosis de violencia. "Tuve que regresar porque no quería que les pasara nada a los chicos", explica el brasileño, muy implicado en la vida asociativa del Born.

Algunos vecinos también han aportado detalles a este medio de la "noche negra" de la que todavía se habla en el barrio casi una semana después. “Fue horroroso, terrible. Llamé varias veces a los Mossos y no venían. No daba crédito. Era una escena muy violenta”, asegura a Metrópoli Lauren, una mujer que vive desde hace nueve años en la calle Basses de Sant Pere, cerca de donde ocurrió la reyerta. Mustafá, un joven criado en las callejuelas del Born, también vio la pelea. "Gil es muy conocido en el barrio, así que los chicos bajaron rápido. Eran muy violentos", destaca. 

"UNA NOCHE NEGRA PARA OLVIDAR"

El caos era de tal dimensión que la policía vino fuertemente equipada. En el lugar se personaron varias patrullas de los Mossos d’Esquadra, de la Guardia Urbana e incluso se desplegó la UREP, los antidisturbios de la policía local de Barcelona. Pero ya era tarde. Los violentos se habían escapado, y tan solo quedaban algunos chicos del barrio que se tomaron la justicia por su mano ante la inacción policial. De los autores de la paliza a Gil, los Mossos lograron identificar a dos de ellos. Fueron denunciados, según explican fuentes de la policía catalana a Metrópoli.

“Una noche negra para olvidar”, resume otro vecino, aunque muchos temen que se repita de nuevo este fin de semana.

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